GUILLERMO MURÚA, Gran Eslabón de la Historia Musical de Mendoza

(Nota realizada en Marzo de 2014)

58 años de carrera musical. Supo codearse con los grandes artistas locales, nacionales e internacionales. Cientos de giras y actuaciones encima, lo autorizan para que nos cuente la historia de la música de Mendoza, historia de la que él es una parte importante. Pasen y lean, que El Guille, no se guardó nada. Disfruten de esta historia de vida.

Guille, sos una eminencia del folklore y una gran referencia de la música de la Provincia de Mendoza. Lamentablemente, creo yo, reconocido por las últimas generaciones y/o no muy recordado quizás en el último tiempo. Podés explicarnos cómo es que empezás vos con esto de la música, que indudablemente es lo que te marcó la vida.

Yo marco una diferencia con los nuevos jóvenes, por una cuestión de época (década del 50) porque yo cuando comencé tenía 14 años, ya firme cantando, solía juntarme en lugares donde había gente muy muy grande de nuestro folklore. Podía estar en una fiesta de los Cuadros (familiares de Hilario) que vivían en la calle Juan B. Justo y sabía llegar Don Hilario con sus Trovadores. Allí yo lo conozco a Domingo Morales, a Don Tomás Lucero que era otra primera voz, a otro ser humano con mayúsculas porque era un gigante César Torelli, a tremendos guitarristas como Roberto Mujica, Germán Zamora, Martín Ochoa, Félix Lacon González, al Chamito Diaz, Carlos “gringo” González, Ángel Honorato, Santos Rodríguez de Las Voces del Plumerillo, y bueno, toda esta gente, que yo siendo jovencito, no los olvidé nunca. Ellos venían desde antes que yo, y sin embargo siempre los abrigué.

Qué fuerte y qué significativo para un joven haber estado en esa época con esos grandes. Es un privilegio que has tenido la suerte de vivir.

Y sí, porque una cosa muy importante fue que en el año 57 un sábado 5 de julio, a mí me había conocido un tiempo antes Don Carlos Montbrun Ocampo mediante el Chicho Montbrun (pariente de él), y en ese encuentro me invita Don Carlos a hacerme presente en el Teatro Independencia. Me dijo que si me iba de traje mejor, porque él me quería presentar en su famoso espectáculo “Las Alegres Fiestas Gauchas”, y fui finalmente. Estando en el palco cerca del escenario, Montbrun Ocampo en plena actuación me menciona y le pregunta al público que si le parecía bien invitar a un jovencito que anda cantando por Mendoza y que lo está haciendo muy bien -son palabras de él-. Entonces, el Teatro Independencia, que estaba lleno, aplaude y yo subo al escenario. Canto con él, fue un momento que no olvidaré nunca, porque tuvo una actitud de grandeza que solo tienen los grandes como Montbrun Ocampo. Tal es así que cuando estaba actuando en Canal 9 de Mza., canto en homenaje a Don Carlos unos temas de su autoría, al finalizar el programa, allí estaban Dedé -su esposa- y su hija Mariela . Me agradecieron el homenaje y bueno, son cosas que se deben tener en cuenta cuando se tiene buena memoria. No olvidar a la gente que marcó rumbos en nuestro folklore. Y hacerlo con respeto a esa trayectoria. Me lo agradecían por acordarme de él cuando nadie lo hacía. Por eso te digo que hay que tener memoria, la memoria es muy importante y yo tengo una memoria muy muy interesante aunque a veces por cuestiones de la edad… ya tengo 73 años. Por cuestiones del tiempo y de conocer tanta gente, a veces se me van algunos apellidos. Pero yo como joven estuve siempre en todas las movidas e inclusive tengo recuerdos anteriores a mi comienzo de cantor, con Armando Tejada Gómez, con Edgardo Suárez, el Chupete Nicolás Segovia, Tito Pagés, Servando Juárez, en la Feria de Guaymallén cuando era todo barriales enteros. No existía la terminal de ómnibus actual. Y ellos trabajaban ahí de anunciadores y yo caía a buscar alguna changa en la que no tuviera que hacer mucha fuerza, ya que era chiquito y flaco. A partir de ahí comienzo a andar con Tejada Gómez, y después, cuando él llega como locutor a la LV10 y yo también llego como cantante solista a esa emisora en el año 1958. Ese reencuentro fue inolvidable. Después yo seguí, y seguí cantando. Tenía un amiguito que falleció muy joven, Pablito Godoy, que comenzó a caminar junto conmigo, a tocar la guitarra y cantar, fundamos el conjunto “Las Voces del Quebrachal”, lo que es mi inicio en un conjunto. Logramos hacer un cuarteto tan interesante que me acuerdo que en pleno apogeo de Los Chilicotes (que lo integraba el Chacho Arancibia, autor argentino de varias poesías criollas) se quedaron maravillados con Las Voces del Quebrachal, eso es en el año 59. Y seguí andando y andando hasta que llegamos a la década del 60, en la que voy a estar con los “Chacay Manta”. Antes, en el 58, había cantado en El Refugio de Montbrun Ocampo que quedaba en San Martín 510 del centro, lugar histórico que hace poco terminaron de demoler. Allí cantaba yo con Los Indios Tavajaras, con Félix Pérez Cardozo (autor de la música de Los 60 Granaderos, el arpista de Los Trovadores de Cuyo), bueno conocí gente muy interesante. Hasta que llega el año 1961, donde empiezo a actuar en El Patio (también de Montbrun Ocampo) en calle 9 de Julio y Rivadavia, y allí estaban Las Voces del Huayra. Con Las Voces del Huayra llegaba un hombre alto y todavía sin barba que se llamaba Jorge Cafrune. Recuerdo que ensayábamos y afinábamos en la vereda de calle 9 de julio, una salida lateral del Patio y allí charlamos con Jorge Cafrune y me comenta que en cualquier momento vuelve a Mendoza como solista de canto. Cuando Jorge vuelve en el 62 a Mendoza, nos encontramos en la casa del Gaucho Ortubia (un viejo caudillo lencinista) que vivía en la actual calle Uruguay de la sexta sección. El Gaucho Ortubia era un poco tutor mío porque era un hombre que me orientaba bastante con sus retos. En este mismo tiempo y en el mismo lugar llegan Los Olimareños, un dúo uruguayo que tuve la suerte de conocer, con quienes hice una gran amistad y tal es así que actuando en Buenos Aires intentamos hacer un trío porque salía bien, estuvimos probando algunos temas pero finalmente no se dio, a pesar de la estrecha relación, porque yo quería volverme a Mendoza. Quedó en una amistad inalterable. Y así siguió digamos mi vida haciendo radio en Mendoza, yendo a todos los festivales nacionales que se hicieron en el país, cuando los grandes festivales eran realmente festivales nacionales porque participaban todas las provincias, no se destacaba un artista en especial que las representara sino una delegación completa con bailarines, guitarristas, cantores, solistas de guitarra, solistas de canto, bailarines de malambo. Entonces, así ganamos muchísimos festivales y nos vinimos con muchos premios, ya sea con Alberto Rodríguez o con Mario Ibáñez. De hablarte de festivales, he estado en todos, casi desde los comienzos de estos grandes festivales nacionales. Y después bueno, seguí andando mi vida.

¿Ahí aparece quizás tu mayor ícono o hito en tu historia musical? El grupo Ecos del Ande.

El grupo Ecos del Ande ya había aparecido en el 58-59 cuando estábamos actuando en El Refugio. Armando Talquenca me invita a tocar en el conjunto, comenzamos a ensayar e hicimos una actuación solamente, porque me echaron. El Pirucho Lledó, decía que él no estaba dispuesto a hacer el papel de Cinco Latinos, o sea, él quería que el conjunto cantara y hacer arreglos de voces, nada más. El Pirucho Daniel Lledó siempre se acordaba de esa historia y cada cena que nos encontrábamos, siempre se acordaba y era motivo de risas, la verdad un ser muy querido por mí, yo entendía lo que él quería decir. Esto me sirvió de mucho, porque Daniel me apuntaló como me apuntaló siempre Armando Talquenca. Pero, me voy del conjunto.

A fines del 62 yo entro a cantar con el Cuarteto Bértiz, después de haber dejado Las Voces del Quebrachal, y Los Hacheros (que éramos el Negro Alberto Notti, el Minty Gutiérrez del Barrio, Mario Vizcaya). Hacíamos bastante lio con este conjunto porque andaba muy bien. Pero yo me fui, me fui porque estaba en la búsqueda de algo, que por ahí ni sabía lo que era, solo que estaba buscando algo. Entonces ahí es cuando aparece el Cuarteto Bértiz y me voy con ellos. El Pepete Bértiz llegó a mi casa, habló conmigo y me dijo cuál era la idea. Acepté el ofrecimiento, comenzamos a ensayar y nos fuimos de gira, estuvimos en una gira muy muy bonita, muy interesante, donde yo aprendí muchísimo de ese cuarteto. Llegó en el momento justo, yo necesitaba enriquecerme musicalmente. Entonces yo aprendí mucho de lo que hace a la vocalización y armonía, lo que hace a los arreglos musicales, a hacer voces. Yo tocaba el guitarrón en ese cuarteto, un guitarrón fabricado por Don Santiago Bértiz. Luego me fui, porque apareció una gran oportunidad para Pepete Bértiz, para que se fuera con Los 3 Para El Folklore, con Lalo Honner y Luisito Amaya porque Chito Zeballos se iba a seguir su carrera de solista.

Después sigo como solista haciendo audiciones de radio. En las cuatro AM de Mendoza. No me faltaba trabajo, porque mes a mes estuve contratado en las distintas Emisoras.

Ostentás ese récord…

Soy el único artista de Mendoza que ha tenido contratos registrados con las cuatro emisoras (Nacional, LV8 Libertador, LV 10, y Splendid que después se transformó en Nihuil). Ahí canté como solista, y mirá que guitarristas que tenía: a Santiago Bértiz, a Tito Francia, a Pedro Gullo, a David Caballero, Ángel Honorato. En una oportunidad lo tuve a Roberto Mujica con su requinto. Bueno, tuve la suerte de que las guitarras eran guitarras estables de las emisoras. Era algo increíble la actividad musical que había, porque las radios en aquellas épocas no solo se daban el lujo, que actualmente podrían hacerlo, de tener típica de Tango, Jazz (unos grupos impresionantes), tenían las guitarras estables, si venía un cantante de tango, melódico o lo que fuera, la orquesta la tenía, igual que el jazz.

Algo cambió con el tiempo, porque la nueva gente que viene a hacerse cargo de las emisoras allá por la década del 60 y 70, hace desaparecer todo eso, y la radio se transforma en una emisora que solamente propala música y discos, pero los contratos se acabaron. Se acabaron los cantores, los guitarristas, las orquestas, y es una verdadera pena, porque los que están actualmente conduciendo los medios de Mendoza no saben lo que pierden, nunca van a tomar conciencia. No se puede amar lo que no se conoce.

¿Cómo sigue tu historia?

Un día que termino una audición en la LV10 me fue a buscar el Lito Quiroga y me dijo que él se iba del conjunto y los muchachos habían pensado que yo podía ser la primera voz que cantara con Ecos del Ande, a lo que yo contesté que ya me habían echado una vuelta de ahí. Entonces bueno, me acerqué a charlar igual con Armando Talquenca y quedamos en empezar a ensayar. Ahí comienza una de las épocas más brillantes que tiene Ecos del Ande, porque allí yo me encuentro con Daniel Talquenca, Armando Talquenca, Karito Herrada –un grande- y yo. Comenzaba para mí una etapa de mi vida muy interesante, me faltaría el tiempo para nombrarte la cantidad de lugares donde tocamos, hasta en el Hotel Provincial de Mar del Plata cantamos. Y en varios festivales, como Cosquín.

Ya Ecos del Ande había levantado vuelo. Porque tuvimos la suerte de que con la formación anterior -Armando Talquenca, Alfredo Santos, Germán Alberto Lucero y el Lobo Roberto Ortíz- ellos ganaron el Festival Internacional del Disco en Mar del Plata, con una interpretación del tema “Nuestro Concierto en Tiempos de Malambo”, algo increíble pero lo hicieron. Ese conjunto al desarmarse deja como algo flotando en el ambiente y ahí aparezco yo.

Además de actuar, nos pusimos un negocio, La Tranquera de Ecos del Ande, que marcó un hito en las peñas folklóricas de Mendoza. Ahí nos juntábamos con toda la resistencia, hacíamos nuestras reuniones, porque todos estábamos comprometidos de una u otra forma con algo. Con un ideal político y las charlas clandestinas se hacían. Allí participaban muchos muchachos, y entre esos estaba Tejada Gómez viste, iba Don Ángel Bustelo, el Negro Ábalos, también Benito Marianetti, el Mamadera Aragón, Edgardo Suarez…y entre todos iba yo. Bueno después nos juntábamos ahí en calle Perú, en la casa de Benito. Ahí estábamos todos esos locos soñadores haciendo castillos en el aire, siempre soñando lo mejor para la gente. Esa era la discusión eterna que teníamos, qué era lo mejor para la gente.

Y bueno, llegó el tiempo en que se acabó para mí Ecos del Ande en el año 68, y ese mismo año yo actúo en el Teatro Griego Frank Romero Day como solista en el Festival Andino de Folklore, un festival muy grande que hacían los alumnos de medicina. Realmente fue algo muy muy muy grande eso. Se llenaba el Teatro las 3 noches, y se contaba con muchísimos cantantes de Cuyo y otros nacionales. Allí, ya canté junto a Mercedes Sosa, los Chalcha, Los Fronte, Los Quilla, Los del Alba, Landrisina, etc. Seguí así con mi carrera de solista, hasta que otra vez de nuevo caigo: viene el Mariano “yogur” Moreno y me pide que cantara con ellos, quería hacer un trío.

Así que comenzamos a hacer un trío, hicimos “Mi Casa Riojana” en el Challaolandia. Lo llenábamos bote a bote y llevábamos los números nacionales más grandes y los mejores de Mendoza. Fue grande la cosa. Luego cuando cerró Mi Casa Riojana, éramos contratados por La Casona, recién inaugurada y nos contratan con exclusividad (no podíamos actuar adentro de los 60 kms). En el 70 hicimos la Vendimia de Tupungato, luego hicimos actuaciones en el Cirque Du Soleil. Tuve la suerte de actuar en ese circo, eso para mí fue uno de los mayores logros, hay que llegar a cantar en esa pista… ¡Yo me acuerdo que Hugo Del Carril había cantado en la pista de un Circo con Gabino Ezeiza!

Después de un año y pico con los Hermanos Moreno, me hago cargo de la dirección artística de la Peña Achalay. En aquel lugar aparece un muchachito que me lo presenta un señor (su padre) para hacerlo actuar en Achalay, porque yo era el que llevaba los espectáculos de allí. Y ese pibe, Rafael Ricardo Ruiz, estaba nerviosísimo, no sabía dónde meterse, temblaba por todos lados, pero actuó muy bien, acertadamente lo hizo, pegó bastante bien. Y a partir de ahí, entre charla y charla hicimos una amistad muy linda. Así que hicimos el Dúo Huarpe, y nos fue bien. Lo que pasa es que los solistas son solistas, siempre tienden a volar solos…

¿Es cierto que el día que Paco Ruiz te presentó a su hijo, el Golondrina estaba todo vestido de blanco con un bigote muy particular? (Risas).

(Risas) Sí, es cierto. Parecía realmente una golondrina. Estaba completamente de blanco y tenía mucho pelo negro oscuro y ondulado, y los bigotes mostacholes tipo Pancho Villa. Ése era el Golondrina en esa época.

¿Con la misma humildad que tiene hasta el día de hoy?

A ese negro hay que pegarle para que hable (risas). Sí, el Negro no ha cambiado nunca, tiene mucha humildad y es un grande, mi compadre. Lo de Golondrina, fue bautizado en la Peña Achalay y soy el primero en anunciarlo de esta forma.

Se desarma el Dúo Huarpe, ¿y cómo sigue tu historia?

Sigo como solista un tiempo, hasta que por cuestiones de extrema necesidad tuve que buscarme otro trabajo. Entré a trabajar a la Legislatura Provincial en 1973, y seguí cantando siempre, con dificultades. Mi esposa, médica pediatra, había comenzado hacer guardias en emergencias del Emilio Civit, pero mientras podía hacía alguna que otra actuación.

Hasta que llegó el año ´76, el 24 de marzo me complicó la vida. Yo fui cesanteado por la dictadura. Tenía “libertad” vigilada gracias a un Comisario que me había apuntado como apuntó a muchos. El 13 de Agosto de 1976, que es cuando me llevan detenido. Fueron cuatro meses sin saber qué iba a ser de mi vida, no tenía miedo y con mi esposa ya habíamos charlado de esta posibilidad.

¿Sufriste torturas?

Yo creo que no hay peor tortura que la psicológica, por suerte a mi no me tocaron, pero sí hubieron momentos muy difíciles cuando me privaron de mi libertad, que yo no los conté nunca. Y si me perdonas, prefiero seguir en silencio. Lo que viví, solo yo lo sé y no quiero hacer una película. Ya está. Existen familias que la pasaron peor que yo y los conozco y jamás dijeron nada. En esa época nadie fue a mi casa a preguntar por mí, nadie se acercaba para ver que necesitaba mi familia. Mi padre era el supervisor de la instalación de las obras cloacales de Villa Marini y ni él se salvó de la persecución. Lo buscaron por todos lados pero, mi viejo ya había sido perseguido en el 55, sabía cuidarse solo. Había un miedo total. Mi mujer, Martha, me contaba que en la casa de calle Honorio Barraquero de Godoy Cruz había sufrido cuatro allanamientos. Cuando me dejan en libertad no encontraba trabajo por ningún lado, y en todos lados me decían lo mismo, que era una figura política muy vista y que no los podía comprometer. Y yo los entendía, porque arriesgaban su negocio. Pensar que un pibe que muchas veces cuidé, me negó la indemnización de cesanteado. El pibe, fue un jefe de gabinete de Jaque. Pobre pibe. Creo que me hizo algún mal. Pues se equivocó, pero es parte del libro que se está escribiendo.

Hasta que apareció “el Ronco” Omar Del Río, y me contrató para actuar. Fue importante porque llevaba más de un año sin tocar y mi señora la estaba pasando mal. Ella fue una gran luchadora por la salud pública y se enfrentaba a muchos gorilitas. El tema del “Ronco“ fue en diciembre del ´77, Día del Petróleo, y los contratados éramos Estela Raval, Roberto Rufino, Los Manantiales y yo. Era una gran fiesta en el Salón de los Espejos del Plaza Hotel. Estaban Pérez Companc y el gerente de Quitral Co, Ing. Juan Carlos Manzur. Me hicieron una oferta interesante y me insistió para que siguiera tocando, así que se armó una ronda linda. Al finalizar, me ofrecen trabajo en una petrolera y con la oferta de sueldo que me ofrecían ni loco podía decir que no. Entro a trabajar ahí, lo que me gustaba, es que ya salía de circulación y mientras menos me vieran, mejor. No me exponía tanto. Ahí trabajé hasta el ´85, y lamento haberme ido de Quitral Co.

Durante esos años hicimos “Juan Moreira” con el Gran actor Tino Neglia y con Golondrina Ruiz. Hice vendimias como bailarín.

Finalmente soy reincorporado a mi antiguo trabajo y puesto, la Legislatura Provincial, ya que era parte de la Comisión de Cesanteados.

En 1994, recibí el Premio “Diario Los Andes” al mejor solista de canto tradicional cuyano. La terna era Carlos Coria –un cantorazo de aquellos-, Anselmo Mendoza –un cantor y compositor que admiro mucho- y yo, pero yo no era el jurado. Cuando pregunté a Tito Francia “¿Por qué yo? Tito me respondió que se hizo esta elección basándose en mi historia de canto de la década del 50 en adelante y pesaba mucho el intérprete y mi historia radial y televisiva. Muchos en Mendoza ignoran que yo con mi guitarrita canté cuecas y tonadas en “Sábados Circulares” de Mancera.

Luego comencé a escribir, comencé a componer canciones y música para orquesta. En la Vendimia del 95 me convocan para que compusiera en décimas una Payada que tenía mencionado el Libreto pero la letra ni la música estaban. Compuse el tema y lo canté, payando con Armando Talquenca en la Vendimia Central.

En la Fiesta Nacional de la Vendimia de 1996, Alejandro Scarpetta y Gloria Blaschi me convocaron para cantar la Tonada de mi autoría “Poeta del Vino” dedicada al gran Abelardo Vázquez. Esta actuación no la olvidaré jamás. Salí solo al centro del escenario y asombrado de tener más de 30.000 personas en el lugar escuchándome la tonada y aún más, yo cerré los ojos y canté y canté y al abrir los ojos, me encuentro rodeado por 700 bailarines de vendimia en homenaje al Gran Abelardo.

Después actué en varias vendimias más como solista. Mis canciones eran puestas en varias vendimias departamentales, como Luján de Cuyo, Rivadavia, Tunuyán, San Rafael, Guaymallén, etc. Y seguí, seguí, seguí y seguí. Vino la producción del Cassette del “Poeta del Vino”, y fue presentado oficialmente en el Auditorio “Adolfo Calle” del Diario Los Andes.

¿Qué más te puedo contar? Canté en el Festival de Necochea en el 64 con Hugo Del Carril. También he actuado con Edmundo Riveros, con Jorge Sobral, con Roxana Falazca, Roberto Rufino, Roberto Goyeneche, Héctor Mauré, Alberto Castillo, Cortés, María Concepción César, Eber y Sisí Lobato. Con muchos de ellos hice importantes giras. También te podría hablar de mi relación con el gran Daniel Riolobos, Ricardo Yarque, el maestro Leo Marini, Antonio Tormo, etc.

¿Y con qué otros grandes artistas tuviste la oportunidad de compartir?

Con Los Olimareños, Jorge Cafrune, con la Mercedes actuamos y junto con el Dani Talquenca éramos los guitarristas de la Negra Sosa en la LV8 cuando La Negra se llamaba Gladis Osorio, así dice aquel contrato. También con Los Fronterizos originales, con Los Chalchaleros, con Los Cantores del Alba, los Cantores de Quilla Huasi. Tuve la suerte de estar en Buenos Aires en el Rancho de Fernando Ochoa, donde conocí de una forma muy bonita a la Nelly Omar, que siempre me pedía que le cantara un valsecito que le gustaba mucho a ella (el vals Temblando), a Olguita Subarri, a Jorge Salcedo, a muchos grandes de aquella época.

¿Conoció a Violeta Parra y a Atahualpa Yupanqui?

Con Atahualpa estuvimos allá por el 60 en la Quinta Sección en la casa de los Arancibia, del Pelado Arancibia, quien lo llevaba a actuar a todos lados. En el patio, Don Ata me ve con la guitarra –yo estaba sentado- y me pregunta si tocaba algo. Entonces lo recibí con una tonada con cogollo, creo que fue la primera vez que hice un cogollo tan bien fundamentado. Después le canté un vals que me acompaña desde niño, lo cantaba mi papá Andrés, que también fue un cantante importante de acá de Mendoza. Le canté Tristezas Criollas de Ignacio Corsini, y cuando terminé me dice Don Ata: “Qué bonito, muy bonito, lástima que no ha tocado la otra parte”. A lo que yo contesté: “No sé Don Ata de qué otra parte me habla, hay una grabación de Corsini que sale así como lo hice yo”. “Bueno, si al autor se le dio la gana de dejar de grabar una parte puede ser, pero permítame la guitarra” me contestó Yupanqui. Y con mi guitarra cantó esa parte que le faltaba al vals, una poesía preciosa que no sé por qué Ignacio Corsini no la grabó, será porque era muy largo.

Con la Violeta fue una cuestión circunstancial. Al principio yo estaba en Chile, en Santiago, a dos o tres cuadras de Mapocho, y había un boliche donde estaba la Violeta. Llego ahí porque me habían dicho que se armaban guitarreadas, y conozco a Violeta. Me presento, la saludo, era una mujer muy cordial, muy seria, muy formal. Y me dice si quería tomar algo, así que pisco de por medio nos empezamos a ver en distintas ocasiones. Tuve charlas personales con ella, yo a veces no entendía por qué me contaba esas cosas, era como una descarga que ella estaba haciendo. Era una mujer muy romántica, muy enamorada. Siempre aparecía en las charlas el nombre de Pedro Mezzone, integrante de Los Cuatro Cuartos, un gran conjunto de Chile. Esas son las experiencias que tengo con Violeta, cosas muy lindas, muy ricas. Pero así como con ella, he tenido también la experiencia de estar con Mercedes Sosa y acompañarla -luego de las audiciones en la LV8- por la calle Entre Ríos hasta el Zanjón Cacique Guaymallén y desde allí hasta la Pedro Molina y allí se iba a la Media Luna, lugar que habitaban con Matus.

¿Cuándo tocabas en esas peña en Chile junto a Violeta Parra, no sentías que había como cierta hermandad con el pueblo chileno porque el folklore cuyano tiene mucha influencia chilena? ¿Cómo recibía Violeta al cuyano que caía por allí a tocar? ¿Cómo recibía las canciones de nuestro género?

Lo que a ella le gustaba mucho, le llegaba mucho era la tonada. La tonada le encantaba, y yo le tocaba tonadas muy antiguas. Inclusive ella me dijo en varias oportunidades que había tonadas que ella ya había escuchado alguna vez, e incluso ya había escuchado a Los Trovadores de Cuyo. Indudablemente era una mujer que no solo se dedicaba a hacer lo suyo, sino a ver y escuchar lo que hacían los otros. También le gustaban mucho algunos valsecitos romanticones, que a ella le llegaban mucho, inclusive hasta dejar caer un lagrimón.

¿Y cuando ella hacía alguna cueca chilena o alguna música campera típica de allá, te sentías familiar? Porque son músicas muy parecidas, Latinoamérica es un gran país en realidad.

Totalmente como decís vos. Somos una sola nación, América Latina.

Cuando ella cantaba, le ponía el alma, como se lo ponía a todo, a todo lo que hacía. Cuando yo cantaba alguna cueca, fundamentalmente de Hilario, a ella le encantaba e inclusive me acompañaba. Mi tiempo por aquellos lados pasaron y regreso a Mendoza a continuar con lo mío.

En el 2012, en la Vendimia Central, tuve la posibilidad de cantar cinco temas como solista. Esa fue una gran satisfacción para mí, pese a que los medios no mencionaron nada, porque parece que a los medios no les interesan los músicos de acá. O me equivoco porque el periodista no tiene la obligación de conocer la historia de la música y el canto de Mendoza… ¿no?

El Dani Talquenca te convocó para esa Vendimia…

Sí, el Daniel me convocó, porque él ya me había convocado para otras vendimias Central en las que era director musical. Me dijo: “Negro, te convoco porque vos me traés suerte”. Todavía no se sabía nada sobre los ganadores del concurso, pero nosotros ya estábamos ensayando igual por la dudas, para ganar tiempo. Por suerte ganó Grigor y fue ese el regreso a mi vieja casa, la Fiesta Nacional de la Vendimia. Ese momento lo viví con mi familia, mis hijos y mis nietos y bisnietos viéndome cantar ahí, fue un momento muy especial.

Nombraste a muchos grandes. ¿Se nos está olvidando alguno? Con Tito Francia también estuviste, con los referentes del Nuevo Cancionero te codeaste con todos prácticamente.

Sí, con ellos estuve desde que comenzaba a engendrarse esa idea, siempre con el loco a la cabeza, porque el Armando no se quedaba quieto. Cuando Armando Tejada Gómez se ponía de pié y largaba la poesía recién parida, todo temblaba. Yo en esa época hacía radio cuando comienza a generarse el tema del Movimiento. Entonces me prendí a ellos, yo andaba mucho con el Mamadera Aragón, que es el autor de Pancha Alfaro por ejemplo. Tuve participación allí, e inclusive con Ecos del Ande, conjunto que no se lo nombra pero es parte del nacimiento del Nuevo Cancionero. Esto es algo que hablábamos mucho con Tito Francia, que siempre me decía que se olvidaban de nombrar mucha gente cuando se hacía referencia al Nuevo Cancionero, gente que debía figurar y no estaba. Pero Tito era tan prudente que afirmaba que no lo hacían con mala intención, sino que era tanta gente que siempre se quedaban algunos afuera y nombraban solo algunos. Era mucha la gente que participaba, muchísima gente estaba ahí cerca.

¿Algún otro gran artista más?

Creo que te nombré a todos. Sí te puedo contar que estuve con José Ortubia, el Gaucho Ortubia, ahí es donde yo me encuentro con Jorge Cafrune que llega con Los Olimareños. Fue en la casa de los Ortubia donde me crucé a estos grandes, y también te comento que a Cafrune le canté La Tupungatina y se la llevó grabada en una cinta abierta de un grabador “geloso”. Hoy es Carlos W. Ortubia el que ha sabido llevar el estandarte de esa familia. José El Gaucho Ortubia fue el autor de Cuando Muere el Trovador, Se Fue Sin Decirme Adiós, y otras tantas canciones hermosas grabadas por Los Trovadores de Cuyo.

También tengo una historia muy bonita de 1954 con Don Julio Quintanilla, yo tenía doce años y me senté en su mesa a charlar con él, en la esquina de Tiburcio Benegas y Joaquín V. González. Yo fui a preguntar por mi papá porque hacía una semana que había salido con la guitarra y no volvía, y me dijo que mi papá estaba tocando en una de las piezas dispuestas para banquetes privados. “Su papa está cantando, se va a demorar un poquito pero siéntese ‘mijo’, espérelo”. Y luego me dice “¿Usted canta?”, y le digo, “yo canto”.

En esa época era Antonio Tormo o Andrés Murúa, porque la gente había creado un antagonismo que no existía, porque a unos les gustaba Andrés Murúa y a otros Antonio Tormo. Pero la realidad era que mi papa tenía varios hijos, Antonio no. Entonces Antonio tenía un campo fértil para trabajar y podía irse por ahí sin ningún problema; mi papa si se iba, dejaba a los pichones sin comida, porque éramos chicos. Y ahí tengo el gusto de ver en la mesa central de ese boliche a Marta de los Ríos, Waldo de los Ríos (su hijo), Félix Perez Cardozo, Hilario Cuadros, Domingo Morales y Santiago Bértiz, todos cenando, y pude verlos a esos ídolos a la distancia, pese a que los tenía a 3 metros pero estaban tan lejos de mí, a esa gente se la ve lejos. Y yo a partir de allí hice una gran amistad con Julio Quintanilla y los hermanos Burmaz que son los que más lo ayudaron en sus malos momentos, siempre recordaban que había un pibe que siempre iba al hospital San Antonio, donde está actualmente el barrio San Antonio, a visitarlo a Don Julio Quintanilla cuando estaba internado allí; ese pibe que iba a visitarlo era yo. Iba todos los días hasta que los hermanos Burmaz lo sacan del hospital y lo llevan a la casa y después le perdí pisada, y cuando me entere que falleció ya había pasado un mes largo.

Después tengo la suerte de cantar junto con Tino Neglia cuando se instala un busto de bronce con la imagen de Don Julio. La Poesía de Tino y yo con las canciones de Quintanilla en la entrada del Teatro me invitan para que fuera y quienes lo hacen son los hermanos Burmaz, de eso no me olvido nunca. Ellos son un dúo de hermanos que viven en Godoy Cruz, mecánicos de profesión pero músicos de alma, uno guitarrista, otro con bandoneón que hacían un folclore cuyano muy puro.

Estuve con Lolita Torres en una mesa redonda de la LV10 cuando estaba en la calle General Paz y San Martin. Además estaba Ariel Ramírez, Enrique Guzmán el cantante de tango, y el que dirigía la mesa redonda era Nicolás Segovia, el locutor que hacia las entrevistas. Entonces me pregunta “Has escuchado como dueño de casa lo que ha dicho Lolita Torres, Ariel Ramírez y Quique Guzmán, ¿Qué opinas vos?” Y me salió el indio: “Yo lo único que puedo decir Nicolás es que a mí se me cumplió el sueño del pibe” y continué “Una mesa donde se han hablado cosas tan interesantes e importantes con la mujer que fue el amor de mi vida” (Risas). Cuando yo dije eso ella agachó la cabeza, no sabía dónde meterse, entonces le digo “Señora discúlpeme, quiero que me interprete lo que yo quiero decir, usted fue para mi generación, cuando era adolescente, el amor soñado de todos los muchachos de la Republica Argentina, la novia ideal” (Risas).

¿Y alguna historia con la ‘Señora de la Tonada’?

Yo la conozco a Angelita Aguilera, pero anterior a ella yo conocí a las ‘Cuyanitas’ y a ‘Las Hermanas Rosas’ aunque era más de nombre porque eran de San Carlos, de La Consulta, cantorazas. Y acá en Mendoza ya estaba instalada otra gran cantante ‘Chela’ Corvalán, nadie se acuerda de ella, ni siquiera supieron quien era. Y es una de las grandes cantantes folklóricas cuyanas que tuvo Mendoza. Después conocí con los años a Angelita Aguilera , y venia pisando con todo, pero también en esa época aparece una niña que la llaman ‘La Reina de la Tonada’ que grabó en Buenos Aires, que participó en varios festivales nacionales de folklore, Susanita Díaz y solo tenía 14 años la ‘culilla’ pero cantaba tan precioso, era tan impresionante cuando salía al publico esa ‘flaca’ a cantar con su guitarra y esa voz que tenía que la gente inmediatamente se encariñaba de tal manera que terminó siendo la reina de la tonada pero después predominó el estudio en ella, luego se convirtió en docente y se jubiló como directora y además es mi comadre. Pero, ojo, en aquella época, estaba la Juanita Vera, ésa negra de Lavalle. Gran amiga y mejor cantora. La Chiqui Fredesvinda Páez, tonadera de alma con quien canté en varios en escenarios como el Festival de Los Venados de Oro de San Luis, Raquel Sosa Cepeda una maipucina que tenía una voz maravillosa y para colmo… tonadera.

También se puede nombrar al ‘Polo’ Marquez y al ‘Pocho’ Sosa.

Con el Polo comenzamos en el año ’57 o ’58, desde ahí ya nos juntábamos en el barrio a cantar y en esa época le hacía al folklore y además fue el primer bailarín que yo vi haciendo malambo con boleadoras y cuchillo, tenía un traje de gaucho color bordó. Era impresionante lo que hacía con su baile, pero era más impresionante lo que hacía como cantante.

Se dedicó al canto melódico el Polo.

Si, se dedicó a la música melódica, pero nosotros hicimos primero ‘Cordilleranos’, un conjunto que era Pablito Godoy, Ernesto Villegas, Polo Márquez o Polo Maturano, y yo. Éramos un cuarteto y sonaba tan fuerte, tan fuerte que un día nos sentamos a tomar mate en la casa de Ernesto Villegas y nos sinceramos. “Polo, ¿vos querés seguir con el conjunto?”, “Mira, mi inquietud es seguir como solista” y se fue del conjunto. Entonces viene otro muchacho, Dante Barrionuevo, y comenzamos con ‘Las Voces del Quebrachal’ y ahí hacíamos audiciones en la LV10 y nos contrataban.

Con el Polo somos hermanos. Yo siempre digo que si hay un ser que yo quiero mucho es al Polo, porque hay que conocerlo profundamente para darse cuenta por qué él es como es. Yo lo tuve en mi casa después que se había divorciado de su primer matrimonio, cuando nació Gustavito (Maturano), un cantorazo. A ese niño le canté la primer tonada junto a su cunita, por lo que tenemos una relación de hermandad con el Polo. Hoy lo veo a Gustavo y me vienen todos los recuerdos más bonitos.

Después viene el ‘Pocho’, lo conozco cuando estaba en un conjunto que tenían en la 5ta. Sección (Capital), un cuarteto creo que era ‘Los Piyunche’ con Gerardo Poblet.

Vos viste formar y crecer a grandes artistas como ‘Golondrina Ruiz’, ‘Pocho Sosa’. Qué otros hay que viste comenzar junto con vos, que los ayudaste y hoy estas orgulloso de verlos consagrados.

Yo ayudar no ayude a nadie, lo que lograron lo hicieron por meritos propios y porque lo hacían bien. La alegría mía puede ser la de Polo, porque corría el año ’70 y yo estaba en un comercio de la calle Vicente Zapata comprando un televisor blanco y negro en crédito de 48 cuotas, estaba con mi señora (Martha) y veo un jingle de publicidad en la televisión del negocio y ahí estaba Polo y esa fue una de las mayores alegrías de mi vida verlo a mi hermano, ahí dije “Polo llegaste”. Tal es así que cada vez que íbamos para Buenos Aires la visita obligada era ir a verlo cantar porque estaba con todos los grandes y él era uno más de esos grandes. Varias veces estaba en un lugar que se llamaba ‘Lagar del Virrey’ que era un boliche escondido en un sótano donde estaba Piazzolla, Ruth Durante, etc. Y estaban todos en el mismo letrero, ninguno sobresalía de más. Él fue una de mis grandes alegrías.

Yo tengo un hermano (Hugo Murúa) que es un cantorazo y que pudo llegar a mucho, tuvo oportunidades y ofrecimientos y los desechó porque prefirió un perfil bajo y resguardarse. Es un cantorazo, pero será mi gran pregunta de interrogación. Siendo tan cantorazo, decidió hacer la suya. Conmigo hacía un Dúo Impresionante.

Tambien te diste el gusto de cantar con dos grandes de dimensiones internacionales, desconocidos y olvidados como Daniel Riolobos y Leo Marini.

Si, yo diría ni desconocidos ni olvidados. Son dos grandes. Lo que pasa es que son mendocinos. (Risas). Con Daniel tuve la suerte de cantar con él. En una oportunidad terminé de hacer una audición en la LV8 y me fui a Villa Marta, parte de Villa Jovita, en el Oeste de Godoy Cruz y allí había una fiesta muy grande al punto de cortar la calle y poner un escenario grandísimo y cuando voy para el escenario ahí estaba el Daniel y me mira y me dice “¿Cómo te va Muruíta?”, y le respondí “Bien Dani, ¿Vas a cantar?”, y me dice “Ahí van a armar el aparato este para no mezclar mal las cosas porque vos haces folklore y yo melódico. Así que vamos a ordenar el espectáculo este, porque no es cosa de subir así sin que este organizado”, haciéndome un guiño y una sonrisa cómplice. Ahí estuvimos charlando hasta que apareció Julio Rafael Rojo quien era joven pero ya era locutor y sube al escenario y empieza a explicar al público el por qué del festival, el cual estaba lleno de bote a bote y entonces me anuncia como lo hacían en esa época, como “la primera voz de Mendoza” (yo nunca me lo creí) y canto; después lo hace un trió de Buenos Aires que hacían folklore y luego Daniel, que tenía un pianista que lo acompañaba, Chiquito Roccetti. Terminó y nos fuimos a la casa de él donde estuvimos hasta el otro día guitarreando y charlando, hasta que él tuvo que volar lejos y se fue primero a Buenos Aires y después a México donde se transformó en un ídolo. Allí tenía un admirador muy grande, inalcanzable para muchos y que lo conoció una vez que tocaba en México y después, cada vez que viajaba a Nueva York o Los Ángeles siempre había una mesa al lado del escenario y ahí estaba sentado Frank Sinatra.

Algo similar pasa con Leo Marini que también fue casi olvidado en Mendoza y reconocido en el mundo, porque es un privilegiado de virtudes y de humildades. El arrancó como cantor melódico previo a Daniel, porque tiene películas con Amelita Vargas, comedias inolvidables donde canta él. Era pituco pero nadie lo conocía profundamente, era tremendamente sencillo, un muchacho mas de barrio y con él también tuve la suerte de cantar. En Chile, Perú, Colombia, Venezuela lo conocían, y puedo decirte que era Gardel. En Buenos Aires se cansó de hacer cine, por eso nunca voy a entender cómo acá en Mendoza nunca nada. Hoy estas y mañana… sos olvido.

Los grandes medios de comunicación locales desconocen la historia, por eso no le dan bolilla. Muchas veces me ha pasado de escuchar Cadena 3 y hay programas donde pasan música folklórica de todos los grandes mendocinos que Mendoza ignora. Lo escucho porque me reencuentro con viejas grabaciones que hablan de la historia de diferentes cantantes. Es como reencontrarme con el tiempo de oro de la radio.

Yo la vez pasada fui y no vi en la entrada la estatua de Julio Quintanilla, quisiera saber qué hicieron con ese busto, si lo cambiaron por el busto del capitán Piluso o no sé qué es lo que han hecho, pero me extrañó mucho ver ese espacio vacío porque está registrado en los diarios cuando se ha hecho esa inauguración, inclusive tengo las gacetillas del diario, tengo todo.

Y en los artistas que están intentando rescatar lo nuestro. Que mensaje le das vos que ya tenés 58 años en el círculo superior de la música.

A los muchachos… a los no tan jóvenes y a los más jovencitos. Primero les voy a decir lo que me dijo mi papa cuando yo comencé a agarrar la guitarra en serio: “Guillermo, no te la creas, esto dura poco y por ahí te podes pegar con la piedra en los dientes y ese golpe es muy feo. Trata de mantenerte siempre atento a ser un sujeto respetable, respetuoso y dedicale tu vida a la música por la música misma, porque la amás, la llevás en la sangre. Pero lo que te vuelvo a repetir es que no te la creas, dura poco”. Y esto se lo digo yo a los muchachos, a los que hacen una música determinada, a cualquier género de música, a los chicos que están actuando actualmente les digo que no se la crean, que pongan lo mejor de sí porque capacidad es lo que les sobra, tienen muchas virtudes, son creativos, tienen cosas muy bonitas y muchas veces por una zoncera destruyen todo lo bonito que vienen construyendo. O sea que sin darse cuenta tiran abajo una cosa que venían construyendo una cosa bonita. Y son ellos los mismos que se encargan de destruir, nadie los destruye, pero hay que tener mucho cuidado, tienen que tener respeto y que traten de sondear la historia de la música de Mendoza y si no la encuentran, yo puedo ser uno, uno más de los que pueden charlar con ellos y decirle de dónde venimos, que es muy importante saber de dónde venimos para saber a dónde vamos. No equivocar el camino es saber de dónde venimos y no creérsela porque no hay capital más bonito en un artista que la humildad.

Calendario de FIESTAS Y FESTIVALES Mendocinos 2015

  En la época de Vendimia, son muchísimos los Festivales y las Fiestas que tenemos los mendocinos y turistas para disfrutar y pasarla realmente bien. A pesar de las críticas que hemos echo en números anteriores de DECIRES hacia los festivales de hoy cargados con una lógica taquillera y comercial alejada del verdadero folklore popular, los publicamos igualmente ya que en esos escenarios destellan grandes artistas locales previo a los números «grandes» y foráneos que concentran el tiempo-la riqueza-la publicidad en desmedro de las geniales revelaciones mendocinas.

12/12/2014 – Festival Provincial del Camote (Guaymallén).

Lunes 5 de Enero al Sábado 10/1 – Festival del Cordero, Expo Caprina y Festival del Chivo (Malargûe).

Sábado 17 y Domingo 18 de Enero – Encuentro de las Naciones (Junín).

Lunes 26 de Enero al Domingo 1/2 – Festival Rivadavia Canta al País (Rivadavia).

5 al 8 de Febrero – Festival Nacional de la Tonada (Tunuyán).

5 al 8 de Febrero (SIN CONFIRMAR) – Festival de la Cueca y el Damasco (Santa Rosa).

15 al 18 de Enero – Festival de La Paz y el Canto de Cuyo (La Paz).

28 de Marzo al 5 de Abril – Festival Internacional Música Clásica por los Caminos del Vino (por distintos lugares de la provincia).

18, 19 y 20 de Febrero – Festival Jazz en el Lago (Lago del Parque Gral. San Martín, Ciudad de Mendoza).

SIN CONFIRMAR – Festival del Pejerrey (El Carrizal).

SIN CONFIRMAR – Festival del Jamón y el Pan Casero (Rodríguez Peña, Junín).

SIN CONFIRMAR – Festival de la Nuez (Tupungato).

SIN CONFIRMAR – Festival Nacional del Caballo (Salto de las Rosas, San Rafael).

SIN CONFIRMAR – Fiesta de la Ciruela (Bowen, General Alvear).

SIN CONFIRMAR – Fiesta del Mosto (Rivadavia).

SIN CONFIRMAR – Festival del Melón y la Sandía (Lavalle).

SIN CONFIRMAR – Fiesta del Tomate y la Producción (San Carlos).

SIN CONFIRMAR – Fiesta de la Tradición (San Carlos).

SIN CONFIRMAR – Fiesta De la Ganadería de Zonas Áridas y el Ternero Mendocino (General Alvear).

SIN CONFIRMAR – Fiesta Provincial de la Nieve (Las Leñas, Malargûe).

Calendario de VENDIMIAS DEPARTAMENTALES 2015

  Para todos y todas las mendocinas y mendocinos, llegó la época más esperada del año. Nuestra Vendimia nos acerca múltiples actividades para disfrutar con la familia y los amigos, nos genera cientos de oportunidades para mostrarnos al mundo, activa en nosotros la posibilidad de amar nuestra tierra y el trabajo diario de hombres y mujeres.

  Uno de esos atractivos, está relacionado a las Fiestas Departamentales de la Vendimia, donde cada pueblo elige a la soberana que los representará en la Fiesta Nacional de la Vendimia en el Frank Romero Day. En las Vendimias de los Departamentos, las ganadoras de las Vendimias Distritales o Barriales o Institucionales compiten por la corona local. Son hermosas fiestas, cada vez más sofisticadas, que vale la pena conocer desde adentro. Por lo pronto, no deje de ir.

Las mismas pueden estar sujetas a modificaciones.

Guaymallén, 11/12/2014

Luján de Cuyo, 20/12/2014

Santa Rosa, 21/12/2014

Maipú, 3 de Enero de 2015

Malargüe, 8 de Enero

La Paz, 10 de Enero

San Martín, 10 de Enero

Junín, 16 de Enero

San Carlos, 24 de Enero

Lavalle, 24 de Enero

Rivadavia, 25 de Enero

General Alvear, 31 de Enero

Las Heras, 31 de Enero

Tunuyán, 4 de Febrero

San Rafael, 7 de Febrero

Godoy Cruz, 14 de Febrero

Tupungato, sin confirmar

Ciudad de Mendoza, 28 de Febrero

LORENA ASTUDILLO: «el folklore siempre me vuelve a convocar».

El pasado 28 de noviembre tuvimos el agrado de conocer a esta gran cantautora bonaerense en una nueva edición del Americanto. A continuación, las palabras que nos dejó luego del show brindado en Mendoza.

“Yo soy de Buenos Aires, porteña, pero con el corazón ahí al paisaje folklórico”, se presenta, y continúa diciendo: “Tanto del norte como de… ahora voy descubriendo distintas zonas del país y a medida que voy viajando voy enamorándome de diversas zonas y diversas músicas. Pero fundamentalmente el folklore que yo hago apunta al norte, a la copla, a la vidala, al Cuchi Leguizamón al que dediqué mi primer disco”.

Justamente te estaba por preguntar en qué consistía tu repertorio o de qué intentás llenar tu repertorio.

Siempre tiene que ver con una circunstancia, es coyuntural. Para un artista, que yo ya a esta altura aunque me de pudor decir “un artista” porque siempre me suena una cosa muy grande, es una forma de vida. Y para mí depende de la circunstancia que esté atravesando lo que voy a elegir cantar. El primer disco se lo dedico al Cuchi Leguizamón, el segundo fue un poquito más amplio… ya tengo cinco, el último por ejemplo que se llama Un Mar de Flores es todo de propia autoría. Pero por alguna razón el folklore me sigue convocando, es algo… yo estoy abierta porque para mí la música es universal, es oceánica, es lo que nos permite comunicarnos. He viajado incluso más allá del océano –porque me fui a España- y la música es un lenguaje más allá de cualquier límite. Pero así y todo, el folklore, la forma del folklore y el espíritu del folklore me siguen convocando, así que he compuesto todas obras folklóricas en este último disco.

Para nosotros es un gusto que estés acá en Mendoza. ¿Es la primera vez que venís?

A cantar sí.

¿Cómo te hemos recibido? ¿Qué sensación has tenido al pisar el escenario del Americanto?

Yo al Americanto le tenía ganas hace como tres años, y no lográbamos estar. Y bueno, llegó el momento y la verdad que es un público muy sutil. La semana pasada estuve en otro festival tan multitudinario como éste pero con otro perfil, con lo cual se escuchaba menos lo sutil. Pero acá celebran lo sutil, hay una escucha más abierta, así que es un placer esta noche y todo lo que fue la organización, porque nos trataron súper bien la gente de Cultura, nos cuidó muchísimo así que estamos muy muy contentos realmente de estar acá.

Vos nombraste en el escenario a Raúl Carnota. ¿Qué te dejó él como músico, como persona? ¿En qué te inspira?

En muchas cosas. Primero porque lo conocía personalmente, he tenido una amistad digamos, un contacto. Pero la obra de Raúl es increíble, es una obra totalmente inspirada, generosa. ¿Ves? Ahí trascienden los límites, porque a él vos lo imaginás minimamente santiagueño por la forma en la que habla, en las canciones, en las zambas, en las chacareras, y es rosarino y es muy porteño también. Sin embargo su alma vibra con esos paisajes, y es una obra que de algún modo revoluciona el folklore contemporáneo, así que me dejó mucho.

Nuevamente te felicitamos por tu obra y te agradecemos por estar acá, aunque te comprometemos a hacer algo cuyano para la próxima (risas).

Totalmente. Primero porque yo comparto un proyecto con una gran cantante mendocina que es Mónica Abraham a quien amo a nivel personal y como artista, y ella canta esas tonadas y me muero de amor, pero como las canta ella yo digo “ahí no me meto”. Pero cuando vuelva con Marcos Di Paolo que también es mendocino y un maravilloso guitarrista, vamos a traer para que nos conviden con el cogollo y que nos paguen, que yo les haga el cogollo y ustedes me paguen.

Buenísimo, ha sido un gusto, muchas gracias.

Gracias a vos.

https://www.facebook.com/LorenaAstudilloCantora

https://www.facebook.com/lorena.astudillo.7

Sitio Web Oficial

JULIÁN TERÁN, cuando la poesía se encarna en la piel.

(Nota realizada en Enero de 2014)

Este joven intérprete y compositor, nació en La Plata pero de chiquito se fue a vivir a San Miguel del Monte (Provincia de Buenos Aires) y más tarde su pasión lo llevó a Capital Federal a estudiar arte. En esta entrevista exclusiva realizada en la Plaza de Godoy Cruz, descubrimos un poco a Julián Terán, quien ya está firme en su corta carrera como músico.


Tuvimos la grata oportunidad de conocerte en Potrerillos, decinos qué sensación te deja Mendoza y si te llevás algo del folklore de la provincia.

No sé si me llevo mucho del folklore porque ya traía en realidad mucho del folklore, soy bastante entusiasta de la música cuyana. Lo que sí me llevo es la experiencia esta de haber tocado en Potrerillos, que fue algo improvisado porque se armó en ese mismo día y fue un recital muy especial. Mis compañeros de viaje me lo han dicho, por la generosidad de la gente que estaba presente, aunque éramos pocos en vez de ser un recital donde la gente escucha, aplaude y se va, se armó un debate posterior y discusiones varias, eso fue interesantísimo.

Ahí la gente se quedó sorprendida cuando te escuchaba, porque veía que con un estilo propio bastante característico, bastante particular, no te salías de la lógica del folklore, que por ahí muchas de las nuevas generaciones piensan que marcar una particularidad supone salirse de esa lógica. ¿Cómo conjugás eso y cuál es el concepto de música que vos querés transmitir?

Yo creo que la gente por ahí logra atravesar eso y llegar a ver algo muy claro porque es mi intención justamente eso, que la música sea un canal muy directo, muy claro, y donde lo folklórico está creo que puesto desde un lugar… desde lo musical está en la raíz casi. Yo consideraría al folklore en la raíz, desde un lado muy intuitivo, muy sin estudio, con mucha crudeza, con mucha cosa directa, sin nada de rebusques ni nada de la sapiencia de la música ni del estudio concienzudo de algo, sino como algo muy directo. Ahí también es donde entra la parte personal mía, de lo que yo le meto, de lo que yo considero que es folklore. Pero yo creo que lo más directo está, que lo más claro está en la forma de interpretar eso, de cómo yo me muestro delante de la gente con la guitarra, no cantando ni tocando de la mejor manera –no quiero decir que lo haga mal tampoco-, es algo bien sincero. De ahí que también vienen varios de mis referentes del folklore que son músicos que tienen esa forma también. Desde Yupanqui, Violeta Parra, o sea, nunca vas a escuchar una orquestación detrás, y esa es la manera que ellos tienen de mostrar sus canciones. Después justamente el folklore se encarga de que esas canciones se conviertan después en… y llenarlas de adornos y de riquezas, en todas la versiones que se hacen. Ahí es donde se enriquece algo. Pero me parece que el folklore como materia prima tiene que ser ya algo directo.

¿Qué tipo de canciones o de melodías forman parte de tu repertorio. Qué es lo que más te gusta hacer?

Bueno, ahí es donde yo siento que estoy en falta con la música cuyana, que todavía en mi repertorio no ha entrado porque no he sabido encontrarle todavía la vuelta. No he mamado tanto la música cuyana como para poder darle la vuelta que necesito para hacerla mía. En cambio con la zamba, zambas tengo varias. Que no tienen la estructura clásica de zamba, o sea… una vez recuerdo que había tocado en un lugar y presenté un tema que incluía la palabra zamba en el título y cuando terminé… “¡eh pero eso no es zamba, eso no se puede bailar!”, bueno, qué se yo, tiene un aire a zamba. Entonces bueno, con esos aires que yo busco y que encuentro, creo que el de la zamba es el más cercano, el que fluye más naturalmente en mis canciones.

¿Y qué otros? Porque tocaste varios estilos en el recital de Potrerillos.

Tengo un par de bagualas también, ahora estoy terminando un disco que se va a llamar Litoralísimo. Seleccioné seis canciones que son experiencia de viajes que he hecho por Misiones, Chaco, Corrientes, y todas tienen un poquito ese aire. Por ahí alguna que es un poquito un chamamé sin llegar a serlo, otra tiene como esa cadencia del rasguido doble. Y también introduje un poquito de sonoridad misma también, no solo en la forma musical, sino que compartí también con un músico que toca el acordeón, hay un cuatro venezolano también. Entonces ya hay un poco también de búsqueda de sonido. Y las letras también hablan mucho del aire del lugar. La palabra Paraná aparece en varios lados. Y después, volviendo a otras músicas que hago, por ahí surgen aires de chacarera, de vidalas.

En cuanto al contenido de las letras que vos hacés, ¿en qué te inspirás, cómo llegás a eso, qué buscas transmitir?

No sé si hay una búsqueda de transmisión de algo, porque por ahí las letras que son más apuntadas a algo son siguiendo la forma musical que me invita a tal cosa. Por ejemplo, algunas de estas letras que hice con este aire litoraleño como que me gustaba también jugar con la idea del río, con la idea del calor, del aire de ahí. Pero en muchas otras letras en realidad son como experiencias personales, sentimientos. Algunas son bastante crípticas igual, así que no es que esté buscando transmitir nada.

¿Sos de pensar en hacer canciones con algún contenido social, más profundas?

En realidad sí, eso es algo que me interesa porque es algo que todavía no he llegado a lograr del todo porque, justamente, nunca busco nada artificialmente, trato de que eso se empiece a manifestar solo. Entonces, para llegar a eso, a este tema del compromiso social, lo cual me interesa mucho, no se me hace piel en la poesía digamos. Eso está más en el ver crítico sobre ciertas cosas, en las conversaciones, en las charlas, pero no ha llegado a manifestarse en la poesía. En algunas sí, en un par de canciones nuevas. En una del disco nuevo, en un tema que se llama San Pedro Pescador, que es un barrio de ahí del Chaco en el cual estuve conviviendo con la gente y que tienen una lucha muy fuerte para que les construyan un murallón en el río, entonces la letra sí habla un poco de eso. Después tengo otras dos canciones que hablan del Paraguay que tienen sentido social pero con un retraso en sentido social histórico, porque son como cosas muy fuertes de la guerra con el Paraguay. Pero creo que todas esas cosas necesitan maduración. De ahí mismo también que cuando te hablo de la música cuyana se que, como a mí no me gusta apurar ningún proceso, se convierte en algo artificioso que no es algo sincero. Creo que las letras necesitan ese tiempo. Las letras que yo voy haciendo se nutren de pequeñas anotaciones o por ahí dejo que la canción y la melodía misma me hable, y salen palabras que después terminan convirtiéndose en canción.

¿Cómo ves vos el folklore argentino hoy? Si tuvieras que ser duro o tuvieras que reconocer aspectos buenos…

Primero tengo que aclarar que no conozco realmente… o sea, conozco mucho pero no estoy muy metido en ningún ámbito folklórico con lo cual mi mirada es un poco de afuera. Pero sí trato de internalizarme con muchas cosas. Y lo que veo, yo trato de buscar las cosas que me interesan, y mucho de lo que se denomina folklore hoy en día son cosas que yo desecho. Lo que me interesa del folklore hoy en día es que hay muchos compositores que están componiendo desde el mismo lugar que estamos charlando de este lado digamos. Componiendo desde un lado personal y muy sincero, sin nada de búsqueda, que se tiene que transformar, como ha pasado tiempo atrás que simplemente se cambió la sonoridad de ciertas cosas donde en vez de tener una guitarra criolla ya hay una guitarra eléctrica y un bajo pero las formas siguen siendo las mismas. Lo que generaban era más ruido, como más peso en los acentos bailables, con la batería, pero ahí no hubo un cambio en lo que se llamó nuevo folklore hace unos diez años atrás. Eso no tenía nada de nuevo, lo que tenía de nuevo era cambiarle el ruido, hacerlo más sonoro, hacerlo folklore de estadio.

¿Y desde afuera cómo ves vos el folklore cuyano?

El folklore cuyano yo lo empecé a conocer hace mucho tiempo. Yo tengo unos amigos de mi pueblo, dos amigos de la infancia, que tenían un dúo folklórico que se llamaba Los Del Monte –yo soy de Monte, ese es mi pueblo-. Después dejaron de tocar, pero el único disco que hicieron creo que la mitad de las canciones que tenían eran cuyanas. Y ahí yo creo que fue mi introducción, de conocer esas guitarras que van como saltando, tin-tiri ri-tin-tin (tararea), y me acuerdo que ellos tenían dos guitarristas invitados en el disco. Uno que era más grande y otro más joven, y mi amigo me hacía notar la destreza y me decía “notá cómo ésta tiene un espíritu más cuyano”, el resto era como más melodioso, con notas más estiradas. Esa fue creo mi primera introducción al folklore cuyano, además de canciones que hablaban del vino. Después con Mercedes Sosa seguí escuchando cosas así, pero creo que mi verdadero amor con el folklore cuyano vino de la mano con Orozco-Barrientos, y de ahí conocer a Palorma, que ellos lo mencionan constantemente, Buenaventura Luna y otros más de la zona de Cuyo. Y también de ver por la tele, por ejemplo en el programa del Chango Spasiuk. Y las costumbres, que la música cuyana no es solo para ser tocada o escuchada, sino para compartir, las serenatas, el cogollo, la copa de vino, las dedicatorias que se hacen en cualquier canción como inspiración del momento. Esas cosas las conocí a través de la tele debo reconocerlo, no he tenido muchas vivencias con eso.

Si un niño está empezando a tocar la guitarra y le gusta el folklore, ¿qué le dirías?

Que tenga paciencia, porque yo cuando era chico también empecé a tocar la guitarra a los ocho años con un maestro que me enseñaba folklore folklore (enfatiza dos veces). Y yo lo odiaba, odiaba que me hiciera tocar esas canciones. Después me olvidé de todo, olvidé tocar la guitarra, olvidé esas canciones, aprendí solo, entré por el camino del rock y otros lados, y lo volví a descubrir de grande y me di cuenta que hay un mundo increíble.

¿Considerás que en los últimos años se ha vuelto a revalorizar el folklore? Como que hubo una época en que estuvo mal visto por parte de la juventud, o hasta era sinónimo de burlas escuchar este género. Y en los últimos años hemos visto que hay mucha juventud que ha vuelto, más allá de que pueda haber –nos pese o no- un fenómeno Soledad o Los Nocheros que lo haya atraído o hasta el mismo Chaqueño, pero hay muchos artistas que venían del rock que hoy están haciendo folklore. ¿Creés que hay una vuelta aunque sea a revalorizarlo, o que se le tiene más respeto?

Es que yo creo que hay algo muy importante justamente en esto que estabas mencionando. El músico también tiene una responsabilidad hacia su público, y un músico real tiene que conocer un poco todo, desde el rock y el folklore, respetar todo por más que guste o no, respetar y saber cuáles son las manifestaciones musicales que tenemos al alcance. Entonces cuando un músico de estos pasa del rock al folklore, ése músico es el que le está abriendo las puertas al público también, el que les está mostrando la ventana diciendo “miren chicos esto también, no se pierdan este mundo”. El público por ahí no tiene el deber de estar atento a todo lo que pasa, pero es que nadie se puso con él a hacerlo escuchar, a mostrarle que hay mundos increíbles. Mucho de eso que está pasando tiene que ver con que los músicos mismos que se han ganado el respeto o la admiración o la atención de la juventud con el rock –porque siempre es lo más fácil, por lo que fuere- una música de acceso más directo, volver y decirle “te traigo esto también, escuchá esto que es muy valioso”.

Está bueno como estrategia. El hecho de que Mercedes Sosa grabara con grandes del rock y hasta con René de Calle 13, es una estrategia muy buena para que los jóvenes que escuchan esa música se animen a escuchar otra cosa.

Claro. Vos fijate que todos estos a los que llamaba Mercedes Sosa tenían una gran admiración por ella, y no todo músico la tiene. Hay que comprender realmente todo lo que hay en ese mundo, hay una montaña de oro allí. Por ahí la gente tiene un prejuicio de antemano con el folklore y listo, le cierra la puerta. Quizá a Mercedes Sosa no le daban importancia, pero viene Spinetta o el de Calle 13 y dice “no, mirá, yo hice esto con la Negra Sosa, hay todo un mundo detrás”. Son abridores de puertas o de ventanas o aunque sea una rendija.

Bueno, vos nombraste como referentes a Yupanqui, a Violeta Parra, a Orozco-Barrientos…

Al Chango Spasiuk, y como yéndome atrás en el tiempo… para mí la fuente más rica de donde uno puede beber las aguas más claras de lo que queremos tomar musicalmente están siempre un poquito más atrás. Entonces yendo bien atrás uno agarra esta cosa en estado puro: Yupanqui, Parra, Zitarrosa, Simón Díaz, Chabuca Granda, y ahí ya hice un recorrido por América. Después de haber mamado bien eso, uno vuelve y se pone a ver el brillo y el color que ha tomado el agua con Orozco-Barrientos, con el Chango Spasiuk, Acá Seca Trío con Juan Quintero, Mariana Baraj también es muy interesante. Y después otros muy jóvenes que están tocando en Buenos Aires como Sofía Viola que está tomando cosas muy interesantes de aquí y de allá. Como yo, mis canciones muchas están más pegadas a la canción o al rock.

Ya salió Litoralísimo, ¿cuándo sale Cuyanísimo?

Tendría que volver para mamar más estas cosas de acá.

Queda el compromiso de volver a Mendoza.

Si señor, por supuesto. Pero me gustaría tener un buen guitarrista que me acompañe, aunque a mí me gusta buscar la simpleza en las canciones.

Julián Terán

Julián Terán

https://www.facebook.com/julian.teran.33

http://julianteran.bandcamp.com/album/juli-n-ter-n

GUILLERMO MURÚA, su Trayectoria en Fotos

(Nota realizada en Febrero de 2014)

                A continuación, destacamos parte de la exquisita trayectoria artística de Guillermo Murúa con algunas imágenes que demuestran su grandeza como músico. El cantante y compositor mendocino supo codearse con grandes de nuestra cultura y conoció muy de cerca el éxito.

1 Guille Murúa

1-Sus comienzos, con “la barra” de la calle Juan B. Justo de Ciudad, festejando un 21 de Septiembre en 1957 en el Parque Gral. San Martín. Mario López, Pablito Godoy, «Nicuzi» Domingo Baltazar Sarmiento y Guille a la derecha de la foto.

2 Guille Murúa

2-Corría el año 1959, y Guillermo (2do. de izquierda a derecha) formaba parte del Conjunto “Chacay Manta”.

3 Guille Murúa

3-Aquí en el Carroussel Vendimial de 1960 con Miguel Ángel De La Rosa. Guille es el de la izquierda.

4 Guille Murúa

4-Aquí en el Conjunto “Las Voces del Quebrachal”, en los estudios de Radio LV10.

5 Guille Murúa

5-Lindo recuerdo del “Cuarteto Bértiz”, con Tito Díaz a la izquierda, Luly Bértiz, Guillermo Murúa arriba y Pepete Bértiz a la derecha.

6 Guille Murúa

6-1960, con dos grandes guitarristas (estos a la izquierda de la foto y Guillermo al centro): Martín Ochoa y David Caballero.

7 Guille Murúa

7-Festival de Santos Vega, con Guillermo Murúa en el centro de la escena. Noviembre de 1964.

8 Guille Murúa

8-“Ecos del Ande”, el consagradísimo grupo orgullo de todo Mendoza. Guillermo es el primero de la fila y le siguen Karito Herrada, Armando Talquenca y Daniel Talquenca.

9 Guille Murúa

9-En esta imagen aparece (por orden) con: Roberto Palmer, Matrimonio Curelli, Pedrito Ferraresi, Karito Herrada, Armando Talquenca y Villita. 1966, en la Tranquera de Ecos del Ande.

10 Guille Murúa

10-1966, con Susanita Díaz, la Reina de la Tonada.

11 Guille Murúa

11-Con Chiquito Silione, Martha Lagos de Murúa, Víctor Silione, Jorgito Marziali y Pocho Irrazábal.

12 Guille Murúa

12-En una gira con “Los Quilla Huasi” en 1969. Estuvo muy cerca de quedarse en ese conjunto, pero se volvió a Mendoza.

13 Guille Murúa

13-Aquí, con Damián Sánchez y Los Trovadores, y Las Voces Blancas. Año 1970. Guille es el 2do. de derecha a izquierda en la fila de arriba.

14 Guille Murúa

14-Daniel Talquenca, Karito Herrada, Palito Ortega, Armando Talquenca y Guillermo Murúa.

15 Guille Murúa

17 Guille Murúa

18 Guille Murúa

18-Con Jorge Cafrune, en el Club Social Maipú, año 1964.

19 Guille Murúa

19-Con Horacio Guaranyn, en Balderrama (Salta).

20 Guille Murúa

20-También se dio el lujo de cantar junto a Alberto Castillo.

21 Guille Murúa

21-Con el consagrado Antonio Tormo y su esposa.

22 Guille Murúa

22-“Cuarteto Guarisnay”, con Pocho Sosa, Jorge Sosa y Polo Márquez.

23 Guille Murúa

23-Con Jorge Sosa, Pocho Sosa, Marcelito Sánchez, Gustavo Bruno, Nene Campos y Cacho Picón.

24 Guille Murúa

24-Con su hermano Hugo Murúa (a la izquierda) y Argentino Luna (en el centro).

25 Guille Murúa

FLORENCIA DÁVALOS, Semilla Viva de Nuestro Folklore

(Nota realizada en Febrero de 2014)


por Lucio Albirosa (gritosdepoemas@gmail.com)

 Cuando alguien logra juntar un conjunto de tradiciones, mitos o creencias populares de un lugar o ensayar con su voz la musicalidad de un suelo, a modo propio, como semilla de éste; está transformándose en rama del folklore porque es esto la esencia toda del mismo. Nuestro Folklore Nacional se constituye con hombres y nombres que forjaron sus raíces a lo ancho y largo del país, entre esos mártires hacedores encontramos hoy a Jaime Dávalos -aunque físicamente haya marchado en 1981-, decía Hamlet Lima Quintana que “En el hijo se puede volver nuevo”-. Vuelven a renacer sus poemas y canciones en la voz de su hija menor, Florencia; una semilla musical que va madurando sobre exquisito viento de cuecas, chacareras y coplas. “Memoria de la semilla” es el nombre del primer disco solista de ésta joven artista, que ya supo obtener dos valiosos Premios Gardel, por parte de CAPIF -Mejor Álbum Artista Femenina y Mejor Álbum Nuevo Artista Femenina de Folklore 2013-.

En su casa de la Localidad de Zárate, provincia de Buenos Aires donde reside Florencia Dávalos, accedió a una entrevista exclusiva para Decires de la Cuyanía y MDZ. Esto decía sobre su vida musical, el éxito obtenido y la magnífica responsabilidad de mantener viva la llama de su padre:

 

-¿Cuál es tu sensación interna al decir que “Memoria de la Semilla” es una comunión de almas entrelazadas alrededor del mismo fuego?

 -Voy a citar un texto escrito por mi padre refiriéndose a la creación de la ZAMBA DE LA CANDELARIA: […] Somos nuestro antepasado. Los antiguos, que no tomaban tan superficialmente ningún hecho por simple que pareciera, veían en el crepúsculo la partida del sol con la pavorosa sospecha de que pudiese no volver más. Los días, con su fugacidad tentaban el corazón a ver en ellos una representación, un aviso de los dioses, queriéndonos alertar contra la ilusión ingenua de eternidad con que suele embriagarnos la luz del pleno día. [… ] Cuando encendemos el fuego del fogón criollo, estamos encendiendo el mismo en que se calentaron las manos los artífices del sílice y el hueso, o ante el que bailaron para encantar al sol los sacerdotes del incario. En una de esas cacharpayas, de esas despedidas tradicionales, nació la música de esta zamba.

La canción corrió hacia el pueblo cargada con la fuerza de lo que en ella apenas pudimos balbucir. Anduvo en los boliches, peñas, despedidas y churrasqueadas visitando la reunión humana en busca de bocas que la digan como una fórmula mágica para crear comunicación (…)

 «Una comunión de almas entrelazadas alrededor del mismo fuego» alude a una celebración alrededor del fuego, núcleo convocante, círculo mágico creado para la reunión entre los hombres en busca de la comunicación.

 Jaime Dávalos, nombra, y al nombrar crea con su palabra un universo. Su voz poética viene de muy lejos. Se nutre de la historia, de la filosofía, de la geografía y de la literatura universal. Desde ese ser anónimo, sombra que anda caminando, pinta al hombre con sus luces y oscuridades. Nos habla de nosotros mismos. Eleva a través del canto a los trabajadores, a la categoría de héroes cotidianos. Se acerca, pero no para observarlos como piezas de museo o rarezas en vía de extinción; sino para comunicarse, para aprender de ellos, para entender quién es él y toma el lugar del medium desentrañando a través de la palabra todo lo que misteriosamente el silencio del pueblo, lleno de sabiduría, le va dictando. Él mismo dice: «…en la canción, dejar el testimonio de la poesía que nos visitaba, para que con fundamento cante el pueblo y con el canto se despene el alma…».

El canto es comunicación. El fuego es nuestro núcleo convocante. La obra de éste poeta, como el fuego, convoca a la reunión a la celebración. Es un Homenaje a nuestro legado poético musical. Por eso digo: «TODOS SOMOS HEREDEROS DE SU VOZ POÉTICA. SOMOS MEMORIA. SOMOS SEMILLA». En cada uno de nosotros está la semilla de la memoria individual que a su vez conforma la Memoria Colectiva.

 -Creás en 2010 el “Proyecto Memoria de la Semilla” en homenaje a tu padre y es declarado de Interés Nacional por el Senado de las Nación Argentina y de Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de Salta y también la ciudad de Zárate, a todo ello hay que sumarle el apoyo de la Academia de Folklore de la República Argentina y la Biblioteca Nacional. ¿Imaginaste alguna vez tanta trascendencia?

 -El proyecto Memoria de la Semilla nace, en 2010, después de largo tiempo de maduración dentro de mí. De haber leído, buscado, preguntado, recopilado, todo lo que tuviese a mi alcance sobre mi padre. El motivo tuvo que ver con una necesidad muy personal de encontrarme con él de algún modo. De entender ausencias, amores, desamores y vacíos existenciales. Al perder a mi padre a los 11 años, hubo un montón de cosas que me perdí de vivir con él. Y una manera de reconciliarme y reencontrarme fue a través de su obra.

Pero por supuesto que el proyecto es mucho más amplio, pues cuando hablo de Memoria de la Semilla, no es sólo mi semilla, sino la que cada uno trae en la génesis. Y desde allí, se esparcen hacia lo colectivo. Era una manera de apropiarme de mi historia familiar y al mismo tiempo entregar ese legado para que nuevas generaciones tuvieran acceso a ésta obra. Pienso que no ha tenido la debida difusión que merece por su calidad poética y por ser Jaime Dávalos uno de los referentes máximos de la poesía argentina dentro de la canción popular.

Creo que el apoyo de todas las instituciones que nombrás es el principio de un reconocimiento largamente esperado. Y me alegro de ser quien lleva adelante la amorosa tarea de unir los pedazos. Pero claro, no estoy sola, me acompañan muchas personas desde lo familiar, desde la amistad y sobre todo desde el amor por el viejo.

 -¿Sentiste en algún momento que la acción del canto era una deuda pendiente para con vos misma, sabiendo que te dedicaste al vestuario escénico por veinte años?

 -Desde que era una niña el canto me acompañó como una sombra. Lo ejercía en soledad, monologando con mi alma. Era, al mismo tiempo, una forma de comunicarme con el todo.

Por supuesto que no lo sabía. Pero cada vez que cantaba, algo maravilloso me ocurría; esa dicha y entusiasmo inexplicables, y el deseo de seguir y seguir, hasta olvidarse del tiempo.

Pasaron los años y a pesar de que elegí otros caminos artísticos, llegó el momento en que el canto llamo a las puertas de mi alma. Desperté. No sé exactamente que fue lo que me hizo recordar que amaba la música y que tenía que volver a hacerlo. Un llamado desde el fondo del tiempo, algo que me dictaba la sangre, quien sabe. Lo cierto es que, en vez de hacerme la distraída, decidí escucharlo.

 Lo gracioso es que mientras realizaba trabajos de vestuario (esto se puede cotejar con todas mis colegas vestuaristas) cantaba entre los percheros. Cada palabra que escuchaba por ahí me remitía a alguna canción que brotaba sin pensar, como el agua de una vertiente. Naturalmente. Todas mis compañeras y mis amigos me decían que por qué no cantaba. Era a veces como un reclamo.

Fue un camino de maduración necesario y hacerme cargo del don innato de poder transmitir a través de la voz un mensaje. Al principio, saber que contaba con el instrumento, pero eso duró muy poco tiempo, hasta que entendí que no era solamente tener una linda y armoniosa voz, sino que ella era el vehículo para comunicarme. Y entonces comencé a preguntarme qué quería decir, cuál era mi mensaje. Es un camino maravilloso de autoconocimiento y de entrenamiento permanente.

 -El lanzamiento del disco en 2012 contiene 18 obras de Jaime Dávalos, compuestas junto a reconocidos gigantes del plano artístico y a ello debe agregarse la participación de actuales destacados de la música popular. ¿Cómo te sentiste al cargar en piel y voz el peso de las obras de tu padre?

 -El disco MEMORIA DE LA SEMILLA es parte del proyecto que lleva el mismo nombre. Digamos que es el primer fruto de éste árbol.

Estoy sumamente agradecida por haber sido acompañada por los talentosos músicos y artistas que participaron desinteresadamente. Admiro y respeto a cada uno de los artistas que convoqué y fueron elegidos porque alguna ligadura tenían conmigo y con mi padre.

La producción artística y musical de mi hermano Marcelo fue un gran sostén para lograr la realización de éste álbum. Ese sostén necesario para que pudiera entregar mi voz de la mejor manera al servicio de una obra que tenía una carga emotiva muy fuerte. Poder estar presente con mi cuerpo y mi voz en la obra; que ella hable y no colocarme por delante de ella. Ese es un trabajo para mi muy interesante para hacer y que intentamos quedara plasmado en el disco.

 -Marcelo, tu hermano, es parte de la dirección musical ¿se siente más la sangre Dávalos unida a la tanta fuerza del disco en sí?

 -Creo que sí, pues la sangre nos lleva por lugares que ni nosotros sabemos bien por qué, pero allí vamos como sonámbulos siguiendo el rastro.

Para Marcelo creo que fue una gran pista de aterrizaje, pues hasta el momento de comenzar la producción del disco estaba viviendo en Mijas, España. Llegó después de 10 años y se puso de lleno con toda su potencialidad musical, artística y productiva con éste disco. Le dedicó muchísimas horas de trabajo. Realmente dejó todo allí.

 -¿Soñaste alguna vez que tu primer disco sería premiado con dos Premios Gardel a sólo un año de haber visto la luz?

 -Como es una producción independiente, llevé personalmente el disco y lo postulé. Lo hice porque estaba convencida de que era un buen material y quería saber qué le parecía al resto del mundo de la música, periodistas, etc., que forman parte del jurado de CAPIF.

La verdad es que fue una gratificante y sorprendente noticia la nominación a los Premios Gardel. Ese momento fue un festejo y una alegría, pues estaba nominada en dos rubros. Era como un sueño.

Algunos amigos músicos y productores se largaban a predecir que al menos uno me darían. Había una lucecita en el camino.

La gran sorpresa fue cuando estuve en la ceremonia de entrega de los premios y me nombraron dos veces. Muy conmovedor momento. Muchas emociones, alegría, agradecimiento y la confirmación de mi decisión del camino en el canto.

 -Luego de tantas presentaciones a lo largo y ancho del país, como aquellas en Colombia ¿cómo notás por parte del público el impacto de ser la semilla viva de Jaime?

 -Uy! es un amor que se transfiere y se entrega. Un ida y vuelta maravilloso. Entender la trascendencia de su obra y de su paso por éste mundo. Realmente siento que éste poeta no ha muerto. Como todos los poetas y artistas que nos dejan su huella honda en el corazón del pueblo.

Cada concierto es para mí un ritual con el público. La entrega de todo lo que soy y traigo en mi memoria, en mi sangre. Aparecen los duendes que acompañan. El viejo siempre está allí haciendo de las suyas, moviendo los hilos.

Hay una muy buena recepción del material por las generaciones contemporáneas al nacimiento y auge de éstas canciones. Personas que reviven en cada encuentro en vivo, una parte de su historia.

También las nuevas generaciones que quizás saben lejanamente quien fue Jaime Dávalos porque sus padres se lo contaron, o porque conocen alguna que otra canción, reciben con mucho cariño y respeto éste trabajo.

En Colombia, particularmente, me ocurrió que el concierto fue en una sala como para 100 personas. Fue en el marco del 15° Festival Bandola en Sevilla Valle. Había llevado un audiovisual que realizó hace muchos años Ricardo Aceval sobre mi padre. Y además, el concierto iba intercalando las canciones con algunos audios de poemas recitados por él.

Se largó una tormenta eléctrica que dejó a la sala a oscuras antes de comenzar el concierto. Creí que me moría, que no iba a poder hacerlo o sostenerlo, porque se me había truncado el plan original. Por suerte, mi amiga Martha Elena Hoyos, quien me convocó para el festival, me alentó a no desesperar y que lo hiciéramos a la luz de las velas y sin sonido. Y así lo hicimos. Armamos en el escenario un montón de cubos con velas apoyadas que iluminaban la escena. Una guitarra y mi voz. Nada más. Fue mágico. Pensaba que los colombianos con tanto bullerengue, bambuco, cumbia y joropos, se me iban a aburrir con las zambas, las tonadas, la milonga, pero no. Hubo un momento de magia y conexión muy hermosa cuando canté Las Golondrinas. El público cantó a coro conmigo toda la canción. ¡Allí comprendí el alma viajera de la golondrina hecha canto!

 -Eras muy pequeña cuando tu papá migró físicamente a la eternidad. ¿Más allá de lo musical, cuales son las estrellas propias de él que están encendidas en tu vivir cotidiano?

 -El compromiso con el arte. El arte como una herramienta fundamental para realizar cambios internos y en la sociedad, honrando la belleza. Cuando vivimos, soñamos. Ser una soñadora, viajera eterna, de caminos siempre nuevos pero al mismo tiempo viejos y antiguos como la humanidad. Honrar a nuestros antepasados. Encontrarme en el otro en la mirada, en los gestos, compatibilizar. Acercarme desde el amor y la humildad a las cosas más simples de la vida. Comprender quién soy y qué vine a hacer a éste mundo. Preguntármelo cada vez. Ser consciente de la finitud aunque vivamos engañados en nuestro deseo de inmortalidad y vivir cada día como si fuera el último. Buscar la libertad como los pájaros, infinitamente.

Algo de esto está dentro mío y fue sembrado por mi padre y por mi madre. Ellos me enseñaron que el arte está en mí como un camino de liberación y aprendizaje.

 -¿Te dedicas por entero a la música? ¿Ya la considerás como una vocación definitiva?

 -Nada es definitivo. La música es un camino posible para construirme pero quién sabe qué caminos puedan abrirse. La escritura es un tema pendiente, o no tanto, porque ya te habrás dado cuenta de que cuando me piden que conteste unas preguntas ¡me largo a escribir un libro! (risas).

La danza, el canto, la escritura, las imágenes, los vestuarios, las escenografías, el espacio, las luces, las sombras, las ideas, todo eso está allí, dando vueltas en mi alma. Todo lo que fui y seré es parte de esta masa que está siendo amasada día a día.

 -¿Qué provocó en vos la tanta crítica constructiva sobre el disco, a manos de grandes como Ramón Navarro, Jorge Marziali, Juan Falú, Jaime Torres, Liliana Herrero y Horacio González, entre otros?

 -Muchas lágrimas de emoción, de alegría. Sentir en esas palabras la aceptación y el respeto, que de algún modo son el amor a mi padre, transferido hacia mí. Todos ellos son para mí referentes de la música, de la poesía, del pensamiento y sus apreciaciones son muy valiosas.

 -Mucha gente grande conoció toda la obra, o gran parte, creada por tu padre. Mucha juventud se introduce en el mundo del folklore sin conocer demasiado las raíces que lo forjaron. ¿Qué mensaje les darías a ellos como la excelente artista que sos y lo que significa tu apellido en la historia total de nuestro folclore?

 -Les diría que se acerquen a las obras de éstos poetas y compositores, como Jaime Dávalos, Eduardo Falú, Manuel Castilla, Cuchi Leguizamón, Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana, César Perdiguero, Ariel Petrochelli, Chivo Valladares, Juan Falú, Jorge Marziali, Ramón Navarro, Ramón Ayala y muchísimos más que nos dejaron un legado enorme que debemos honrar cantando y aprendiendo tal como nos lo dejaron.

Luego vendrán las transformaciones, las propias exploraciones, romper los esquemas, trasgredir los límites. Pero antes hay que saber dónde estamos parados. Quiénes somos. Es como salir de viaje sin haber mirado el mapa. Primero hay que estudiar el terreno y reconocer las rutas trazadas de antemano. Una vez transitadas, podremos buscarle nuestra propia impronta y trazar los propios caminos, sin tratar de ser súper originales y trasgresores; porque a veces, eso resulta una imposición más que una verdadera búsqueda.

 -Florencia: ha madurado la noche. A lo lejos se oyen los acordes de “Zamba de la Candelaria” ¿Ayudás al poeta a alumbrar el camino?

 -«Mi tarea como artista e intérprete es cultivar las semillas del arte que me fueron heredadas, como compromiso con las raíces de esta tierra y con las de mi sangre». Esto escribí allá por el 2010 cuando redacté el proyecto Memoria de la Semilla.

Busco la luz, siempre. Con sus sombras y sus proyecciones. Ojalá mi trabajo ilumine consciencias y abra nuevos caminos llevando el legado de mi padre lo más lejos y profundo posible.

CONOCEMOS LA ZAMBA

(Nota realizada en Febrero de 2014)

por Daniela Berná (danifberni@yahoo.com.ar)

 -¿Qué es la Zamba? Es una danza de galanteo de pareja suelta e independiente y de movimiento pausado. Constituye una representación –quizás la más expresiva- del juego del amor, en la que el caballero asedia con insistencia pero siempre con delicadeza a la esquiva dama, hasta que al fin consigue rendirla, triunfo que se expresa en la coronación.

 Es danza de pañuelo, elemento que tiene en ella una importancia capital, que los bailarines usan de mil modos –con movimientos y poses- para dar a entender con él sus sentimientos, sus deseos y sus estados de ánimo.

 -Historia. La zamba es hermana de la cueca chilena, la marinera y otras danzas hijas o descendientes de la primitiva y prolífica zamacueca –cuyo nombre parece haber dado origen a los de zamba y cueca- la cual fue creada, según Carlos Vega, en Lima (Perú) en 1824, sobre la base de elementos de los bailes de la época. En dicho país se la conoció también con los nombres de zambacueca, mozamala y zanguaraña.

 Antes de la aparición de la zamacueca, se bailó en aquel país desde antes de 1812, una danza “de chicoteo” llamada zamba. Pronto llegó esta a Chile, donde alcanzó gran difusión hacia 1812 y 1813, y luego pasó a nuestro país a través de Los Andes, llegando a provincias como Mendoza. Quizás también llegó por el norte desde Bolivia. Es muy posible que esta zamba peruana haya influido mucho en la creación de la zamacueca, danza esta que tomó rápido impulso y se difundió, con extraordinaria pujanza, por Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia y otras naciones americanas.

 -Coreografía.

                POSICIÓN INICIAL: firmes, enfrentados, dando el caballero su izquierda al público. Los bailarines sostienen el pañuelo con su mano derecha caída normalmente al costado; el hombre tiene su izquierda también baja, en tanto que la dama apoya la suya en su cintura o se toma con ella la falda. El caballero sostiene el pañuelo por una punta; la dama, por el medio.

                 PRIMERA: Introducción, 8 compases. Baile, 36 compases (72 tiempos). Total de pasos, 71.

                 1-Vuelta Entera: 16 pasos con pañuelo y encuentro en el centro. Se da la vuelta en 4 series de 4 pasos, cada una de las cuales toma un verso del canto. Los primeros 4 u 8 pasos se hacen simples (caminados, de paseo) y sin movimiento de pañuelo. Los pasos siguientes se dan valseados y moviendo suavemente el pañuelo.

                 2-Arrestos: 8 pasos, con pañuelo, en el centro. Se hacen hacia la izquierda con 4 pasitos cortos, describiendo un pequeño arco o semicírculo, dándose el frente y a corta distancia entre sí, cumplimentando con el pañuelo. En el 4to. tiempo, ya en los lugares opuestos, apoyan el pie izquierdo, para salir hacia la derecha con el pie derecho, bajando el pañuelo e inclinándose.

                Se ejecuta la salida hacia la derecha desandando el camino recorrido, describiendo en 4 pasos un arco más amplio, alejándose del centro y yendo hacia sus lugares, agitando el pañuelo como señal de despedida.

                 3-Media Vuelta: 8 pasos, con pañuelo, yendo al centro. Salen con el pie izquierdo y describen la media vuelta en 2 series de 4 pasos cada una.

                 4-Arrestos: 16 pasos, con pañuelo, en el centro. Describen 3 arrestos y la salida en una serie de 4 pasos. Se lleva el pañuelo a la altura del rostro de la dama, y en la salida agitándolo con la mano derecha despidiéndose.

                 5-Media Vuelta: 8 pasos, con pañuelo, yendo al centro.

                 6-Arrestos: 8 pasos, con pañuelo como en el 2do. tramo.

                 7-Media Vuelta Final: 7 pasos, con pañuelo, cambiando lugares, yendo al centro. Aquí, en el último paso, el pañuelo se lleva al hombro izquierdo del compañero coronándolo.

                 SEGUNDA: es similar a la primera; se inicia desde los lugares opuestos. El asedio del galán se intensifica y la dama lo acepta al fin, bailando ambos apasionadamente. En el final de la segunda, el caballero corona a la dama colocando delicadamente su pañuelo extendido, formado con ambas manos, por detrás de la cabeza de ella.

                 -VARIANTES. Son infinitas, pero nombramos aquí la zamba libre, los arrestos circulares y las medias vueltas en “S”.

 —

Fuente: BERRUTI Pedro. Manual de Danzas Nativas. Editorial Escolar. Buenos Aires. 1990.

¿QUÉ CONSTITUYE EL FOLK?

(Nota realizada en Abril de 2014)

por Daniel Berná (dberna@triunfoseguros.com)

Los hechos folklóricos y sus características, los procesos de folklorización, las proyecciones folklóricas.

Algo más sobre el Folk

En el número anterior habíamos comenzado a definir el folk, o sea el pueblo o sociedad portadora del folklore. No resulta sencillo y puede ser más fácil contrastarla con las sociedades primitivas o la sociedad urbana moderna. Las sociedades folk están a medio camino entre las primitivas y las urbanas. Es en realidad un tipo ideal, es muy difícil de encontrar hoy una sociedad que sea estrictamente folk, todas están contaminadas con aspectos culturales modernos. Hoy las poblaciones no están aisladas totalmente y la radio y la televisión llegan a todas partes.

Siguiendo a Goldenwiser podemos decir que son sociedades pequeñas, analfabetas y que se encuentran aisladas. Exhiben una cultura local, homogénea y el conocimiento no está sistematizado, ya que los miembros de una comunidad folk se comunican sólo oralmente. El conocimiento pasa de padres a hijos, de ancianos a jóvenes, y el individuo acumula saber a medida que envejece, de ahí la autoridad y prestigio de los más viejos. Por lo tanto la semejanza entre sus miembros es notoria, como también la semejanza entre las distintas generaciones. De ahí que los cambios culturales son pequeños y lentos, aunque no podemos hablar de un inmovilismo cultural.

No existe en gran proporción la división del trabajo, lo que una persona hace lo hace otra, salvo las obvias diferencias de género y edad. La sociedad folk es un pequeño mundo, económicamente independiente, que produce lo que consume y consume lo que produce, con escaso intercambio con otros grupos. No existe la moneda y ninguna cosa es valorada por un denominador común.

Esto que decimos es una construcción mental, algo ideal y abstracto que, en otros tiempos se puede haber dado pero que ya no encontramos (salvo en sociedades primitivas que las diferenciamos de las folks). Las comunidades del desierto lavallino, probablemente nuestro principal reservorio folklórico, ya no son analfabetas (hay una red de escuelas), comercian intercambiando sus chivos por alimentos elaborados, usan la moneda, hay centros de salud, policía, etc. Fundamental en esto es también la migración, sobre todo de los más jóvenes, hacia las ciudades cabeceras de la región, principalmente a Mendoza pero también a Lavalle, San Juan o San Martín.

El examen de la cultura material de estas sociedades revela que no todo es producto de los integrantes de las mismas, sino que surgen del contacto con otras culturas más complejas, ya que requieren un cierto grado de tecnología, y que pueden haberse dejado de usar en su lugar de origen pero siguen vigentes en las folk. Ejemplos simples: la rueda, los fuelles, las sillas, las camas, etc.

Estos conceptos desarrollados por Redfield son rebatidos por Foster que sostiene que son más aplicables a sociedades primitivas y que esta manera polar de definirlas, contraponiéndolas a las sociedades urbanas, no explica las manifestaciones folklóricas que encontramos en las ciudades.   Distingue por lo tanto entre sociedades folk y cultura folk, ya que ésta tiene manifestaciones en las ciudades también.

Acepta que son culturas simples, pero que están en contacto con culturas “superiores” que las están modificando rápidamente. Por lo tanto estas sociedades folk participan de algunas de las características descriptas por Redfield pero no de todas. Herskovits sostiene que el tipo ideal de este autor no explica los aspectos folk de los centros urbanos de África occidental, algunos de hasta 350.000 habitantes.

Oscar Lewis ha expuesto el caso de familias de Tepoztlán que emigraron a Méjico y que lejos de quebrar los valores antiguos, mantuvieron en grado sorprendente sus normas de vida en la gran ciudad.

Según Foster el estrato folk en una parte de una sociedad preindustrial caracterizada por clase sociales. En su forma rural el estrato folk es igual a la comunidad entera, en su forma urbana es sólo una parte de la comunidad. Esto permite diferenciar entre cultura y sociedad folk. Una cultura puede ser una forma de vida común a algunos o muchos de los pobladores de aldeas, pueblos o ciudades. Una sociedad folk es la constituida por un grupo organizado de individuos caracterizados por una cultura folk.

Sin embargo el concepto de cultura folk y sociedad folk define razonablemente los tipos de comunidades y de culturas llamadas folk por los antropólogos. Cualquier sociedad folk por un número mayor o menor especificados por Redfield como correspondientes al tipo ideal.

Las culturas folk existentes perderán gradualmente sus caracteres folk en la medida que se integren a las sociedades urbanas e industriales.

Para Carlos Vega el criterio culturológico es el más adecuado para definir el folk; para él es el conjunto de individuos que usufructúa las supervivencias. Ningún grupo folklórico posee únicamente supervivencias, los que las poseen con exclusividad son los etnográficos o primitivos. El pueblo que interesa al Folklore se define por la posesión de los hechos folklóricos. Es la posesión de las cosas folklóricas lo que convierte a un grupo en “pueblo” y no a la inversa. Es una especie de círculo virtuoso, ya que no hay supervivencias sin individuos, los hechos folklóricos son hechos vivos y las ex vivencias (folklore histórico) fueron a su tiempo cosa de hombres. El “pueblo”, en sentido amplio, está integrado por individuos extraídos de varias clases sociales, con la sola condición de un apego personal a determinante conjunto de supervivencias. Este pueblo es heterogéneo y disgregado. Pero el pueblo por excelencia, el verdadero pueblo del Folklore, está constituido por grupos de individuos enlazados por el usufructo común de las mismas supervivencias. Asienta en aldeas o está relativamente disperso por la campaña.

Esto que hemos resumido son las principales teorías y opiniones de los estudiosos que no terminan de ponerse de acuerdo en una definición única y concreta del folk, y la discusión continúa.

Fuentes/Bibliografía:

-Vega, Carlos. La Ciencia del Folklore. Ed. Nova.

-Redfield, Foster, Chertrudi y otros. Introducción al Folklore. Centro Editor de América Latina.

Recordamos a MERCEDES SOSA

(Nota realizada en Abril de 2014)

                A más de cuatro años del fallecimiento de “La Voz de Latinoamérica”, no podemos dejar de homenajear a la gran artista popular que está presente no solo en los amantes de la música folklórica, sino en todos aquellos amantes de lo bello y luchadores por un mundo mejor. Mercedes Sosa supo representar –de la mano del Movimiento del Nuevo Cancionero- nuestra música tradicional por todo el mundo.

                Nacida en un humilde hogar de San Miguel de Tucumán, el 9 de julio de 1935, su verdadero nombre era Haydée Mercedes Sosa. En los primeros años crece su apego por las expresiones artísticas populares. De adolescente no solo cantaba, sino que le gustaba bailar y enseñaba danzas folklóricas. Cantaba en los actos de su escuela, despertando la atención de la gente cuando interpretaba el Himno Nacional Argentino.

                Cerca de su hogar se encontraba el Parque 9 de Julio, que fuera su segundo hogar. Allí jugaba y soñaba junto a sus hermanos, olvidando por momentos el hambre que sufrían en su casa. Según ella misma lo declaró, gracias a este parque, tuvo una infancia feliz.

           Con 15 años se animó a participar en un certamen radial organizado por la radio LV12 de Tucumán bajo el seudónimo de Gladys Osorio, en el que triunfó y obtuvo como premio un contrato por dos meses de actuación en la emisora. Cabe aclarar que lo hizo a escondidas de sus padres y con el apoyo de sus hermanos.

              El 05 de Julio de 1957 se casa con el músico mendocino Oscar Matus, con quien tiene su único hijo, Fabián Matus, el 20 de Diciembre de 1958.

              Es en Mendoza, a comienzos de los ´60, que Mercedes Sosa pasa a la fama, siendo la voz y la referente femenina del Nuevo Cancionero, que fundara en 1963 con Armando Tejada Gómez, Oscar Matus y Tito Francia entre muchos otros.

                 El Movimiento de la Nueva Canción Latinoamericana comenzó de a poco a convertirse en una realidad de masas en todo el país. Así, los referentes de Mendoza se trasladaron a Buenos Aires y La Negra siguió cosechando éxitos.

Mercedes Sosa rodeada de Tito Francia, Juan Carlos Sedero, Pedro Horacio Tusoli, Armando Tejada Gómez, Víctor Nieto y Oscar Matus, el día de la presentación del Manifiesto del Nuevo Cancionero en el Círculo de Periodistas de Mendoza, el 11 de febrero de 1963.

              A esa altura, los discos de Mercedes ya eran una constante de éxitos periódicos que el público vivaba felizmente. También eran comunes las giras por países de todos los continentes y la participación en películas argentinas (como «El Santo de la Espada» y «Güemes» -La Tierra en Armas-, ambas de Leopoldo Torre Nilsson).

                 Mercedes Sosa se separó de Oscar Matus, lo que le produjo un fuerte estado depresivo y problemas de salud, de lo que luego pudo sobreponerse.

                 Tiempo después, conoce a Pocho Mazzittelli, con quien se casa. Pocho fue un sostén importantísimo en la vida de La Negra, para soportar el exilio, para elegir el repertorio. Pocho fallecería años después de manera repentina, lo que afectó mucho a Mercedes.

                 En 1965 actúa por primera vez en Cosquín, gracias a la intervención de Jorge Cafrune que no hace caso a las directivas de la comisión del festival (de no dejar cantar a Mercedes Sosa por Comunista) e invita a Sosa a subirse al escenario, presentándola como una gran artista.

               En 1972 pisa por primera vez el Teatro Colón en un show inolvidable.

               En los años ´70, sus canciones de neto corte social y político comprometido con los oprimidos del continente, le hicieron sufrir las persecuciones militares de los golpes de estado y los gobiernos civiles de derecha. Durante los años 74, 75 y 76 sufrió reiterados aprietes de la Triple A. Incluso llegó a estar detenida con su hijo y 350 personas que habían ido a ver su espectáculo en La Plata. Ya en 1979, si bien había aclarado que no dejaría el país a pesar de la censura y las amenazas de muerte constantes, se vio obligada a padecer el exilio. Sosa se afincó primero en París y luego en Madrid.

Astor Piazzolla, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y Jairo, junto a otros amigos en la casa de José Pons en París.

Astor Piazzolla, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y Jairo, junto a otros amigos en la casa de José Pons en París.

                 La muerte por leucemia de su músico más querido e incondicional, el mendocino Pepete Bértiz, hijo de don Santiago, siendo tan joven, significó para ella un durísimo golpe en la vida.

La Negra y el Pepete Bértiz en Cuba.

La Negra y su guitarrista preferido, el genial y recordado mendocino Pepete Bértiz, en Cuba.

                  Los shows que dio a partir del 18 de febrero de 1982 en el Teatro Ópera de Buenos Aires, significaron no solo la vuelta de “la ídola”, sino que representó la esperanza de que un futuro mejor era más cercano de lo que esas generaciones pensaban, era la alegría de saber que la dictadura no tenía mucho más tiempo en el poder.

                 Al regreso de la democracia, continúan sus recitales, vuelve a editar discos y sigue con sus giras y distinciones por todo el mundo. Durante la década de los noventa, da inolvidables y multitudinarios shows en Buenos Aires y en Europa, vuelve a participar de distintos films y continúa siendo reconocida por distintos organismos.

                 En marzo de 1997 participó del cónclave internacional denominado «Río + 5», en el que intervino en su carácter de vicepresidente del Consejo de la Tierra en representación de Latinoamérica, con la finalidad de intervenir en la redacción de la «Carta de la Tierra», un documento equivalente a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, para definir un sistema operacional de valores que guíen nuestro comportamiento, nuestras relaciones y esfuerzos para el desarrollo.

                 Mercedes sufría problemas de presión y se enfermó, estando más de 15 días sin comer y en muy mal estado. Al tiempo se repone y vuelve los escenarios, lo que no solo significaba algo importante desde lo artístico, sino que era el retorno a la vida misma, a su gente.

                 Hasta el final de sus vidas, Mercedes Sosa siguió manteniendo la coherencia de sus convicciones y la fuerza de su lucha. Continuó grabando discos y ofreciendo espectaculares conciertos para miles de personas. Fallece en Buenos Aires a los 74 años, un 4 de Octubre de 2009.

Discografía:

-Canciones con fundamento (1965)

-Yo no canto por cantar (1966)

-Hermano (1966)

-Para cantarle a mi gente (1967)

-Zamba para no morir (1968)

-Con sabor a Mercedes Sosa (1969)

-Mujeres Argentinas (1969)

-Navidad con Mercedes Sosa (1970)

-El grito de la tierra (1970)

-La voz de Mercedes Sosa (1971)

-Homenaje a Violeta Parra (1971)

-Cantata sudamericana (1972)

-Hasta la victoria (1972)

-Traigo un pueblo en mi voz (1973)

-Mercedes Sosa (1973)

-A que florezca mi pueblo (1975)

-Mercedes Sosa (1976)

-Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui (1977)

-Serenata para la tierra de uno (1979)

-A quien doy (1980)

-Mercedes Sosa en vivo en Argentina (1982)

-Como un pájaro libre (1983)

-Mercedes Sosa (1983)

-¿Será posible el sur? (1984)

-Vengo a ofrecer mi corazón (1985)

-Corazón americano (1985)

-Mercedes Sosa ´86

-Mercedes Sosa ´87

-Amigos Míos (1988)

-En vivo en Europa (1990)

-De mí (1991)

-Sino (1993)

-30 Años (1993)

-Gestos de amor (1994)

-Oro (1995)

-Escondido en mi país (1996)

-Alta fidelidad, Mercedes Sosa canta Charly García (1997)

-Al despertar (1998)

-Misa criolla (2000)

-Acústico en Vivo (2002)

-Corazón libre (2005)

-Cantora 1 (2009)

-Cantora 2 (2009)

Testimonios para Mercedes:

-PABLO MILANÉS: La personalidad de Mercedes Sosa es determinante a la hora de hacer una revisión de la historia no solo cultural sino también política de América Latina.

-ISABEL PARRA (Hija de Violeta Parra): Mercedes sentía profundamente. No es muy difícil darse cuenta de que sus versiones eran emocionalmente auténticas.

-RENÉ PÉREZ (Calle 13): Es la voz que nos representa a nivel latinoamericano.

-CHICO BUARQUE: Mercedes era un símbolo de libertad, tanto de Argentina como de todos lados.

-DAVID BYRNE: Para cierta generación, fue claro que ella y sus canciones, incluso las más poéticas, se convertían en un acto político.

-VÍCTOR HEREDIA: Si hubiera que pintar América, ésta tiene el rostro de Mercedes.

-PROGRAMA DE TV FRANCESA: Mercedes Sosa representa para América del Sur, lo que Amalia Rodrígues para Portugal, Joan Baez para Estados Unidos, o Umm Kulthum para el pueblo musulmán.

-TERESA PARODI: Mercedes era la voz del pueblo levantada para todos, por sobre todo y con todos, y nos arrancaba ese canto en el que nos reconocíamos todos.

-LEÓN GIECO: Mercedes en un ícono de la democracia. Creímos en la democracia cuando Mercedes vino a cantar al Opera en el 82.

-ABEL PINTOS: Hizo una fuerte apuesta y muy grande por las nuevas generaciones y los nuevos músicos jóvenes, y siempre los abrigó y los puso a su lado, dándonos la oportunidad a muchos de sentirnos avalados por semejante imagen dentro de la música, y eso no lo hacen todos.

-MILTON NASCIMENTO: Cuando ella soltaba la voz, era una cosa muy fuerte que transformaba cualquier música en una poesía vibrante.

Mercedes Sosa y la Trova Brasilera

Mercedes Sosa con Milton Nascimento, Chico Buarque, Caetano Veloso y Gal Costa, cantando juntos «Volver a los 17» (de Violeta Parra) en Brasil, año 1986.

Año 1965. Mercedes Sosa es homenajeada, entre otros, por Guillermo Murúa, en "La Tranquera de Ecos del Ande".

Año 1965. Mercedes Sosa es homenajeada, entre otros, por Guillermo Murúa, en «La Tranquera de Ecos del Ande».

“La vanidad mía es con mis compañeros, con la música que canto, no con los premios Grammy. El canto solamente como entretenimiento puede ser muy importante. Pero el canto realmente que va adentro con, cultura que viene a ser de lecturas, de tanta gente a la cual debo todo lo que yo tengo, que son escultores, pintores, artistas que han ido conduciéndome por todo un camino por el cual yo siento esta manera de cantar”.

Mercedes “La Negra” Sosa

Fuentes:

-Sitio Web Oficial (www.mercedessosa.com.ar)

-Película “Mercedes Sosa, la Voz de Latinoamérica”.