CUENTOS/POESÍAS – Mayo y Agosto de 2013

(Nota realizada en Agosto de 2013)

LA CARRETA

   Ambrosio Peña no siente dónde tiene sus asentaderas, o su cabeza o sus pies. Su cuerpo se ha transformado en un bloque inarticulado, entumecido …

los barquinazos le recuerdan su existencia. Sabe el rumbo que persigue, de día calcinado por el sol pues el toldo de la carreta no lo protege de su calentura; de noche, aferrado a los tientos de la picana, los cuchillos del frío le agrietan hasta   el alma.

   No todas las travesías son iguales. Este riesgo de enfrentar un viaje sólo, sin más compañía que la del aparcero Dionisio Fuentes, lo está volviendo loco. Echa de menos la cadencia de los otros: el continuo trajinar de los caballos entre las carretas, las conversaciones a los gritos con los jinetes para emparejar el ruiderío de la caravana y en los momentos de solaz, la taba, las mateadas, las payadas con sus ocasionales compañeros de tropilla.

   La última posta donde se acomodaron en un jergón de paja y pudieron pegar el ojo, los abandonó, allá por San Miguel del Monte, hace tres días. Este camino parece interminable, el tiempo que no pasa y a ellos ¡que los corre el diablo! La carreta debe llegar a destino el próximo viernes. Su carga, demasiado valiosa, le tortura el pensamiento y al mismo tiempo, cada tanto, lo obliga a rozar el facón de su cintura.

Los bueyes parecen encontrar el derrotero por su cuenta y él hace cálculos mientras tanto. A la nochecita llegarán al jagüel y allí podrán apearse. Hombres y animales saciarán su sed y el hambre que ya parece fondearles el estómago y los ánimos. Dionisio viene rezagado desde hace unas leguas.

Será el polvo que, a nubes cada vez más densas y oscuras, lo oculta a su vista. Emite un silbido agudo y estridente con un ritmo pertinaz; su amigo le responde con otro, sonoro y corto. Con mejor espíritu vuelve una y otra vez a azuzar a las tres yuntas de bueyes que se esmeran intentando avivar su paso inexorablemente cansino.

   Una vez más los rodeos de su ensimismamiento lo dirigen hacia el peligro que pudiera acecharlos: indios matreros hambrientos, las montoneras que están sin pelear, cualquier animal que les salga al paso… y ahí vuelve, insistidora la idea que lo persigue: la carga que debe entregar el día convenido ¿Qué habrá en el interior de esa caja de madera tan finamente tallada? Tiene olor a incienso, está cubierta con una seda gruesa y pesada. Él la metió en un escondrijo hecho con cueros y la disimuló con un atado de pieles de zorro que piensa vender a buen precio cuando llegue, lo mismo que los barriles de miel, los sacos de trigo, los tientos de cuero y tantas otras vituallas que hay en su carga.

El padre Pedro le ha confiado esta misión sagrada, es cuestión de vida o muerte le ha dicho sin aclararle mucho más. La voz de este cura noble y milagrero a quien debe fidelidad se ha enronquecido cuando le hizo prometer que tendría que defender ese legado con la propia vida si fuera necesario. Pero ya, cuando ha tenido que jurar por Dios, Jesucristo y la Madre María que no hablaría de esto con nadie, parece de trueno y le provoca un pavor que aún no lo abandona.

   Las tinieblas poco a poco van llenando el látigo rojo del horizonte que se tiñe en su mirada. Con un bramido del cuerno llama a su compañero para avisarle que van a detener la marcha: han llegado al pozo de agua.

   Escucha el trote del zaino que se acerca y entonces al sonido familiar se le pliegan otros, se multiplican los cascos que golpetean la tierra con fiereza. El temor agazapado en su conciencia durante todo este viaje le invade cuerpo y alma y se convierte en espanto; no hay tiempo ni medio para emprender la huída. Su mano derecha desenfunda el facón con agilidad y va la izquierda a la chuza. Da un paso hacia atrás metiéndose en la caja y se apresta a aguardar en la oscuridad arqueando el lomo como un puma enfurecido, poniendo de escudo los costales de trigo.

Por una rendija del toldo Ambrosio observa una montonera envalentonada por el ocio y el vino largo, sedienta de sangre como lo claman sus vestimentas, que gira en torno a la carreta. Un mocetón barbudo y malencarado lleva en la punta de su pica, ostentándola con burlona ceremonia la cabeza… de su camarada… El sollozo se ahoga con el coraje que le vibra en las tripas y un vómito ácido le inunda la boca., tiembla… pero rápido se agazapa dispuesto a matar y morir…

En ese instante la imagen del envoltorio sagrado se le viene a la mente.   Protegido por la oscuridad y la burda destreza de sus oponentes que están desconcertados porque no encuentran al carretero, manipula sigiloso hasta encontrar la caja de sus desvelos. Con presteza la abre y un haz de luz lo encandila. En el fondo descansa una daga de plata que brilla cada vez más intensa. No existe en esta tierra orfebre capaz de labrar tanta hermosura que se va haciendo cada vez más extensa y enigmática. Una voz desconocida que brota de sí mismo lo provoca: “¡Defienda, Peña, defienda!”

   De un solo movimiento dibuja un corte en el toldo y la luz de la inmensa daga se dispersa sobre la montonera. Ya nada queda de Don Ambrosio Peña, ese buen hombre curtido en las lides de los troperos. Su figura se agiganta al par de la daga que blande entre sus dos manos. El dolor y la furia contraen su rostro, su boca despide escupitajos y gritos roncos, espeluznantes y sus ojos… sus ojos brillan con el mismo fuego del infierno. Atrapa el zaino de su amigo que se le acerca con relinchos y corcoveos nerviosos y a galope alzado comienza a desparramar golpes y a clavar pechos con este puñal descomunal. Cada cuerpo que atraviesa se enciende como si se convirtiera en brasa. Los gauchos rojos huyen despavoridos ante tamaña avanzada sobrenatural, dejando a sus compañeros desperdigados entre las piedras.

Ambrosio Peña llega al convento de los agustinos el día viernes y le entrega la caja finamente tallada que huele a incienso envuelta en seda al prior de la orden. Sin que nadie le pregunte, dice que nunca supo que había en su interior. Ese era su deber, le contesta indiferente el prelado. Vende todas sus mercancías y a los dos días emprende el regreso.

   En ese viaje de vuelta sólo dos ideas va rumiando que lo obsesionan. Una ¿cómo le dirá a la Zoila que el Dionisio lo abandonó en el camino? y la otra… ¿cuál será la prometida suma extraordinaria que le pagará el padre Pedro?

Mónica Eichler

moeichler@hotmail.com

 

DESCALZA

Camino descalza

los senderos de mi historia

mientras mis manos se sumergen

en manantiales de esperanza.

Descalza

tras el velo sutil de rostros de apariencias

en libre vuelo voy, con la piel desnuda,

buscando el horizonte por donde sale el sol.

Descalza

cuando nos maquillan la dignidad

por el deber inobjetable, la mía,

posee raíces siempre eternas.

Descalza

sobre los vidrios rotos de la nostalgia

que esgrime la adversidad

de mi auto exilio.

Caminando descalza,

en un tiempo, no sé cuándo,

cruzaré el puente

con mi ilusión a cuestas.

 –

SUBMUNDO

El rostro de humo en la ciudad

desorbita desolación

lleva un rictus de tragedia.

 El muro de silencio oligárgico

profundiza grietas en cada esquina

por un mendrugo impune.

Ese submundo de sobrevivientes

con heridas que los acechan

son muertos en vida

por el decretado disparo del corrupto.

Los obreros, los maestros,

los jubilados, los sin rostro;

arrastran cadenas

que hienden sus carnes

si intentan gritar justicia.

Niños, que tienen que reír

flores traviesas en las manos,

hoy, una anémica tristeza

carga sus mochilas

con la espina del hambre.

Xenia Mora Rucabado

xemora@yahoo.com

(Nota realizada en Mayo de 2013)

POEMA AL CUYUM

Cuyum
clima del júbilo,
almíbar necesaria.
Tu corazón,
nosotros,
habita el verde y canta
desde un ancestro añoso
acústico, nativo,
al país,
donde estalla la tonada del agua.

Canta,
silba en el riego la historia lagunera
dormida en Guanacache:
mi fabuloso abuelo,
barrido por el viento.
Aquél que fue cayendo
desde su carne al polvo.
Barba de barro seco,
gobernante del aire.

Mi abuelo lagunero
le sucedió a la tierra.
Su relámpago tuvo
la dimensión del Zonda.
Caviloso venía
malón crudo del hambre.
Se incorporó mordiendo
su soledad es cierta
y la hace cavidad
la que le golpeaó el silencio
con un niño callado.
Tibio tañido adentro.
Donde el origen tiene su badajo guardado.

Astilla de sus horas
le salpican los ojos,
cuando el verano llega del sol,
cuando los árboles gozan su crecimiento,
son brindes del brote
y añosamente extienden su brújula de pájaros.

Entonces,
zumo a fuego
abuelo legendario
la preñez jubilosa de la uva te llama
para que con el denso alarido del vino,
retumbes, nos retumbes,
y tu fragor le colme el sexo a las guitarras.

En el oeste duerme la fundación del riego,
Tunuyán primitivo, Guaymallén de los cauces:
lejanos pescadores de un párpado de peces,
ingenieros desnudos,
fundadores a mano.
Mi abuelo el lagunero,
le aconteció a la tierra
y su enorme silencio viene por los canales,
despertando el murmullo de la noche en el agua.

Armando Tejada Gómez

SERENATA A LOS SUEÑOS
(vals-tonada)

Hay que soñar la vida
para que sea cierta
soñarla a pleno día
y a cara descubierta.

Que todo sea claro
que el amor se te vea
que digan persignándose
ahí va el que sueña.

No temas a la burla
ni te asusten los grises cancerberos del miedo.
Tú imagina el futuro,
piénsate allen del viento.

Si vienen a buscarte
sé transparente
y diles que tu oficio
es el del sueño.

Los duros que son duros
se morirán de risa
ignoran que el que sueña
cosechará algún día.

Esta tierra fue un páramo
Cuyum país de arena…

Esta tierra fue un páramo.
Cuyum, país de arena.
Sólo los que soñaron
fueron capaces de ella.

Sólo los que soñaron
fueron capaces de ella.

Si te siguen los pájaros
y afinas tu tonada
por altas alamedas…

Si te siguen los pájaros
y afinas tu tonada
por altas alamedas
sueña que te soñaron
y luego, canta y sueña.

Sueña que te soñaron
y luego, canta y sueña.

Mi canción es ahora
el sueño que fue entonces
la calle larga,
el salto del canal Guaymallén.

El viejo vino amigo
que ha olvidado el olvido
y sueña que yo vuelvo,
soñándome otra vez.

Vamos de serenata
que el sueño es un cogollo
desde donde el futuro
no tardará en volver.

Vamos de serenata
que el sueño es un cogollo
desde donde el futuro
no tardará en volver.

Armando Tejada Gómez y Daniel Talquenca

ENTRETENIMIENTO – Mayo de 2013

JUEGO. Sopa de Letras

Encontrá los siguientes instrumentos en la Sopa de Letras: Quena, Sikus, Pincullo, Erkencho, Guitarra, Charango, Bombo, Caja, Acordeón, Bandoneón, Armónica, Sistro.

A C J I B G R H Y K S T V J I 6 N Q G Z J O P H F H B
I U A M Q B K L M Q N G D I T L I Z A H T R M Q O L O
Q J L J S J V R E D Y J Y U Q X T F B W J K T J V E M
G N A I A K S F U 0 Q U E N A W 7 R C H C I I L K 7 B
T E Q L C Q D N D J D X N B A T E Q L C Q O P S R G O
R F T J B C G D S U I B X E U Q B O B A J J N P D X N
A G J G T Ñ Y H X A 7 T J J N P 8 A O O U K O Q I B X
A H D X N R T U P I H L U T J V E Y N N A S Y L 7 T J
C K I B X N J O T G V J X I L K 7 X B D 8 B B K H L U
O K 7 T J D O W U N 2 H E P S R G A J C O N U C V J X
R S H L U E J G U I T A R R A D Y J Y U Q N Y B E R T
D B V J X S Q I Q J I K 7 T J D O W J E A T E J N P Ñ
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Ñ I L K 7 K H P Ñ P W J Y U I I L K 7 J R E I B X N E
D P S R G F P I N C U L L O Q P S R G U A 7 7 T J M 7
J N P M N N O Q P A A N R T O B X N A N G H L U E G
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T Y S U C H U O 1 O U N T E Q L C Q E G O E G M P D G
V V I I J Y T Q B B O C I I Q N G D I T L I Z Q J S V
A T M J K P J M Q M S I S T R O 9 W J T J V E 9 U X K
H M Q I Q U K I 9 T E Q L C Q J N P U I L K 7 7 A P R
R C H C I J S R T J N P Q N R T E G A P S R G K K T O
H D Y J Y U Q X Y 9 Y E G A R M O N I C A I P A U U Q
P O P R P A Y F H 5 J B X N L E R K E N C H O J N P E

SALPICÓN TRADICIONAL – Mayo de 2013

(Nota realizada en Mayo de 2013)

VESTIMENTA GAUCHA, HOY “LAS BOTAS DE POTRO”

Las botas de potro es el calzado que usa el gaucho para cumplir sus tareas camperas.

Aparte del cuero crudo de potro, también se pueden hacer con cuero de potrillo o vaca.

Para fabricarlas, se corta en redondo el cuero de la pata del animal desprendiéndolo hasta abajo del garrón y desarticulando el nudo, quedando libre la parte de la canilla. Luego se limpian las adherencias y se descarna. El cuero de la canilla formará el pie, el garrón será el talón. Poco a poco se va sobando hasta obtener la forma apropiada. Finalmente la bota se cierra en la punta cosiéndola con tientos, o bien doblando hacia la planta del pie el cuero sobrante y atándola en el empeine, o puede abierta para que salgan los primeros dedos.

Generalmente son lojeadas, pero en invierno conviene dejarles el pelo por el abrigo que proporcionan. Las botas se atan arriba de la pantorrilla con un tejido o tiento. Cuando a las botas se les dice de tipo “delantal” se refiere a que son de animales de patas blancas. La denominada bota fuerte” es aquella que se hace con cuero curtido de vaqueta. “Las botas de media caña” o “media botas” o “botas cortas” cubren sólo hasta la mitad de la pantorrilla.

Para los gurises, el calzado se denominaba “Bolita de Oreja”, ya que se hace con el cuero de las orejas de la yegua.

TAREAS CAMPERAS, HOY “LA DOMA”

La doma consiste en amansar o domesticar a los caballos ariscos.

En los comienzos se aprisionaba al potro con boleadoras y se lo arrastraba hasta el corral donde quedaba encerrado.

Una vez enlazado, se lo maneaba (por medio del maneador) colocándole bocado, para luego pararlo y ensillarlo con un recado liviano. Ensillado ya, se quita el maneador y el animal queda sujeto por una o dos personas que esperan la orden del domador montado: “¡aura!”. Ahí es cuando finalmente el caballo dispara corcoveando mientras el jinete lo azotaba con el rebenque y le clavaba las espuelas. Pero el domador no está solo, sino que es acompañado por un ayudante a caballo que obliga al potro a seguir una dirección determinada. Es lo que se conoce como “Apadrinar”.

Luego se lo desensilla pero se le deja puesto el bozal y el cabestro, dejándolo atado al palenque. Cuando el animal cede de sus intentos por liberarse, el hombre se acerca despacio para manearle las patas y quitarle las cosquillas palmeándolo suavemente.

Posteriormente se lo va educando progresivamente galopeándolo. Entre tres y seis meses después, se le coloca el freno.

PARA SABER, HOY “EL CANAL TAJAMAR”

El famoso Canal Tajamar, que atraviesa el centro de la Ciudad de Mendoza y que entre otras partes recorre la Alameda, fue un canal de regadío del sistema indígena en la región que estaba administrado por el Cacique Tabalqué.

Se desconoce el nombre indígena de este canal, pero en algunas fuentes aparecen los siguientes: Trovar, Tabaleste, Goazap-Mayú y Taitanquén. Pero se sosepecha que en tiempos de la colonia cambia el nombre de Tabalqué a Tajamar, que significa “pilares o piedras para cortar la corriente de agua” en lengua castellana.

Desde tiempos ancestrales precolombinos hasta el día de hoy, aquel legendario Tajamar, hoy casi invisible, da vida a este país de arena, riega el Cuyúm.

Bibliografía: MAZA Juan Isidro, “Toponimia, Tradiciones y Leyendas Mendocinas”.

ANÉCDOTAS, HOY “CÓMO SURGE EL NOMBRE DE LOS TROVADORES DE CUYO”

Don Hilario Cuadros comienza a hacer sus presentaciones con su hermano Juan Guillermo, pero luego continúa junto al sanjuanino Domingo Morales (el Quiñao), con quien formó el dúo Cuadros-Morales. Las hipótesis respecto a la conocida denominación son dos:

Una de ellas afirma que un periodista mendocino, al referirse a la partida del dúo hacia Buenos Aires en 1927, escribió «Se van Los Trovadores de Cuyo», sin saber que estaría bautizando definitivamente al conjunto que marchaba rumbo a su consagración.

Otra de las versiones respecto del origen del nombre cuenta que, actuando en el desaparecido Cine Avenida de la calle Florida en Capital Federal, el diario La Prensa, al ver la emoción que despertaban en el público porteño, los saludó con un «¡Bienvenidos Trovadores de cuyo!»; nombre con el que de ahí en más se conoció al conjunto y quedaría grabado para siempre.

ALGUNAS COMIDAS TIPICAS DE LA REGIÓN DE CUYO

Fuente: http://tecnologiaromero.blogspot.com.ar/2008/11/comidas-tipicas-de-la-region.html

-Chivo a las Brasas: se asa completo, son más tiernos los animales «nuevos», es decir que los mismos nacen a fines del invierno o a principìos de la primavera y se consumen durante la primavera y el verano.

-Chanfaina: consiste en un guiso hecho con bofe, morcilla y asadura de cerdo. Se lo prepara con menudos y sangre de corderito, sazonada con pasas de uva.

-Asado con Cuero: consiste en asar la carne lentamente sobre parrillas sin despojar de la piel al animal.

-Locro: está hecho en base a trigo, maíz, porotos, chorizo, patitas y orejas de cerdo y la clásica fritura preparada con cebolla, tomate, ají picante y pimentón.

-Chichoca o Charque de Berenjenas: consiste en rebanadas de berenjenas gruesas, saladas de ambos lados, que se dejan secar al sol y se guardan en latas.

-Tortas Fritas: son discos que se fríen, se hacen con una masa elaborada con harina de trigo, leche, grasa. Se sirven espolvoreadas con azúcar.

-Cocho o Ñaco: el cocho, como lo llaman en San Juan, o ñaco, como le dicen en Malargüe (Mendoza) es un alimento nutritivo sin discusión. Consiste en una especie de harina, hecha con trigo o maíz tostados en la callana y molidos en piedra. Se cocina con leche o agua y se le agrega azúcar a gusto.

-Chilindrón (Chivo al Vino): Para hacer este plato de larga tradición en el campo cuyano, se necesita básicamente un chivo de 5 o 6 kilos de peso y vino blanco en abundancia.

CARTA ABIERTA DEL COYA CHAVERO (Hijo de Atahualpa Yupanqui)

(Carta escrita en Mayo de 2013)

Pasaron los años desde que mi Tata aceptó el homenaje de poner su nombre al escenario del Festival de Cosquín. Puso una única condición: la de no usar el escenario para adular a ningún dictador. Eran tiempos duros y lo que pidió tenía que ver con las circunstancias por las que atravesaba el país, no tan lejanas de otras épocas que había conocido y sufrido de más joven.

Pero no sé si solo se refería a los dictadores de uniforme. También podemos sumarle otras formas que ha sumado la dictadura: la del dinero, la exigencia del éxito.

Contaré que, a pesar de haberse convertido en un artista del mundo jamás permitió que esta circunstancia hiciera mella en su conducta personal y artística.

Crecí escuchando discos de sus compañeros de desvelo: aquellos que en los años 40 trajeron de sus provincias el canto de su pago. A ellos se sumaron algunos porteños también. Así, el canto nativo fue creciendo en consideración porque, además, la gran ciudad se había poblado de provincianos.

Estos intérpretes no solo compartían los pequeños escenarios que se les ofrecía en peñas y confiterías; compartían tenidas entre ellos. Eran serios en su labor porque sabían lo que estaban haciendo. Tenían una herencia folklórica que no podían desmentir aunque quisieran, pues les venía en la sangre desde la panza de su madre, de sus abuelas, de su tierra.

El orgullo era representar bien al pago y cuando uno dice pago habla de siglos y de gentes, de territorio, de historia, de leyendas y de costumbres afirmadas en ese transcurrir de los tiempos en un determinado paisaje.

Crecí con ellos. Escuchando zambas, gatos, chacareras, escondidos, cielitos y vidalas. Mis padres no me obligaban a escuchar determinado tipo de música. Pedía permiso y el gramófono era mío junto a los discos de “piedra”.

Claro que todo esto se afirmaba con mis estadías en Cerro Colorado, ensillando mi petizo, acompañando a don Roque a buscar las vacas, compartir un pedazo de pan con picadillo y unos tragos de agua en las serranías, llevarlas al bañadero, traerlas de vuelta, hacer los mandados al almacén y conocer un mundo de criollos, que no se llamaban a sí mismos gauchos, comentando sus “afanes” y alguna que otra anécdota o noticia de importancia para ellos.

Casi no había radios. La televisión no existía. El diario del pueblo era la reunión en el boliche como se le llamaba al almacén. ¿Qué podía sorprenderme de aquellos hombres y sus comentarios? Nada y todo. Pues era estar viviendo historias que otros niños solo llegaban a conocer si se ponían a leer alguna novela.

Qué podía resultarme de ajena la música que escuchaba en casa, si toda la música, la buena música se entrelaza profundamente con la sensibilidad de cualquier persona en cualquier lugar del mundo en la medida que conserve autenticidad y amor por lo bello.

Recuerdo algo de León Felipe en relación con la poesía que decía así:

Quítale los caireles de la rima, las palabras también y si algo queda eso es poesía.

De modo que Bach, Vivaldi, Bizet también tenían que ver con un universo de algarrobos y talas, con caminos de arena y piedra y con esa gente callada, de hablar lento y casi murmurando.

Aquellos cantores, algunos de los cuales fueron homenajeados por mi padre, no esperaban otra cosa más que respeto, reconocimiento de su arte por parte del público. A veces alguna discográfica ponía su interés en ellos y lograban grabar algunas obras.

¿Porqué cuento todo esto? Porque estos músicos, tenían un profundo respeto por la canción nativa. Esa canción eran ellos: su historia, su paisaje, su dignidad, su pena y su alegría, sus padres y sus abuelos, sus árboles o su desierto.

Cuidando el buen decir en los textos, cuidando que sus intervenciones de adentro –“se va la primera”, “a la vuelta”- fueran en el tono en que se estaba cantando para no romper la armonía establecida por la canción y por la interpretación. Ellos me enseñaron no a ser artista, sí a cantar, a entender el nexo profundo entre ritmo y región, entre entonación y letra.

Ellos me hicieron comprender que para cantar un canto nativo hay que saber, no de compases, de tempos, de armonías; hay que saber de paisajes, de acentos comarcanos, de fábulas regionales; no ser un experto; sí, por músico, tener la oreja preparada para reconocer el origen de determinada persona o canción. No necesariamente convertirse en un experto o un erudito pero sí en un conocedor, como un baqueano que no es geólogo, ni ingeniero hidráulico, ni ingeniero agrónomo, pero que sin saber el porqué de ciertas cosas, sabe cómo son y dónde el hombre puede hacerse su lugar o al menos un lugar que le sea apto para permanecer un rato o toda la vida.

Aquellos cantores no perseguían ningún objetivo especial: eran. No los empujaba el afán de fama, de dinero o de romper records.

Sabían que la dignidad de su canto los sostenía en la vida y sostenía a los suyos: los que fueron y los que vendrían.

Algo cambió y su resultado es lo que vemos hoy. Exitosos, grandes vendedores de discos, multitudinarios eventos donde reciben aclamaciones  que nunca sabrán hasta dónde ese crédito es suyo.

Para obtenerlo, cualquier recurso parece legítimo: desde el discurso demagógico hasta la vestimenta más osada o descuidada. Lo que no debe estar ausente es lo estruendoso. Canciones escritas con un nivel apenas primario porque, además, son incapaces de reconocer sus limitaciones a la hora de escribir, melodías amorfas, repetitivas hasta el hartazgo que sólo buscan un final “allá arriba” para procurarse la seguridad del aplauso final estrepitoso.

Casi todos vienen con la misma formulita bajo el brazo y la aplican a rajatablas a ver si algún productor o discográfica se interesa en ellos.

El resultado: nuestros pueblos, nuestras regiones se van quedando mudos porque no hay quien cante por ellos, no hay quien diga su vida con belleza, con buen decir o escribir, con una melodía atinada, que se corresponda con el texto y con la intención.

A veces me parece que el público aplaude u ovaciona por aburrimiento. Lo triste es que gran parte se hace con dineros públicos aplicados a objetivos sin ninguna intención de mejorar nuestras limitadas aptitudes culturales o artísticas.

La nación se empobrece de la peor de las pobrezas: el desconocimiento de sí misma.

Por suerte hay muchos cantores, autores (que no es lo mismo que poeta pero que es un noble oficio cuando se lo ejerce bien), que siguen su camino sabiendo bien cuál es la verdad y cuáles son las mentiras. Les cuesta mucho la marginación, el “silencio de radio” al que se los somete, y en esto no hay diferencias entre las emisoras oficiales y privadas, son sordas  por igual, van por una pequeña senda de tierra que va al costado de las grandes autopistas de la difusión, no buscan padrinos políticos, porque a la corta o la larga estos imponen sus condiciones.

A ellos “chapeau” diría mi madre, “me quito el sombrero” diría mi padre. ¡Qué responsabilidad han asumido! Ser depositarios, casi involuntarios, de una estirpe, de una etnia diría un amigo, que anhelo puedan conservar para las generaciones futuras: la estirpe criolla y su canto nativo.

Roberto Coya Chavero

RECOMENDADOS DE INTERNET – Mayo de 2013

(Nota realizada en Mayo de 2013)

Destacamos tres páginas que merecen visitarse

  • http://vocesdelapatriagrande.blogspot.com.ar/ Este sitio es una impresionante sala de discos virtual. Encontrarás aquí un gran interés por el rescate y difusión de nuestro patrimonio cultural a través de la publicación de antiguos discos de todo el folklore argentino que hoy son casi imposibles de conseguir.
  • http://www.folkloredelnorte.com.ar/ Cancionero, Costumbres, Danzas, Dichos, Folkloristas, Instrumentos, Leyendas, Literatura, Precursores, Tradiciones y mucho más en esta destacada página web del folklore argentino.
  • http://sonidoscuyanos.blogspot.com.ar/ En este blog se recopilan todos los discos y archivos de música folklórica cuyana que aparecen en diversos sitios de la web.

Noticias/Actualidad – Mayo de 2013

(Nota realizada en Mayo de 2013)

PASARON LOS FESTIVALES

Para el espanto…

Una vez más, los seguidores de la auténtica música popular y tradicional tuvieron que soportar los cambios erróneos que se vienen tomando hace varios años en la organización de estos eventos. Ya no sólo tienen el espacio suficiente los artistas locales, sino que los que vienen del resto del país son siempre los mismos en todos los escenarios y no hacen un folklore profundo: Soledad, Los Nocheros, Jorge Rojas, Abel Pintos, el Chaqueño Palavecino, León Gieco, Luciano Pereyra. Pura música melódica y canciones con finales impactantes y repetitivos a puro ruido. De folklore tradicional y popular: Nada. ¿Quiénes ganaron? Las discográficas, las intendencias y los sponsors, porque la cultura y los verdaderos artistas locales siguen perdiendo.

Ya sabemos, entonces, que a los organizadores no les interesa poner en valor la cultura local y apoyar a nuestros artistas, sino competir entre los departamentos a ver quién llevó más gente, quién fue el que pudo congregar a todos los “grandes”, quién le ganó a la gestión anterior en la venta de entradas, etc. El colmo del colmo fue la presentación de Yayo en el Festival de la Cueca y el Damasco en Santa Rosa, con una hora a puro insulto y ordinariez: im-pre-sen-ta-ble.

Salvaron la Ropa…

Fueron los festivales Del Pejerrey (en El Carrizal) y el Del Jamón y el Pan Casero (en Rodríguez Peña, Junín). Todos artistas locales, populares, que defienden y respetan lo nuestro. Tomás Lipán estuvo en el primero de ellos y fue un gusto tenerlo como representante de otras latitudes del país en lugar de los nombrados más arriba.

Felicitaciones a los organizadores de estos dos hermosos festivales.

VENDIMIA 2013

Este año se cumplieron 50 vendimias en el Teatro Griego Frank Romero Day. El predio estuvo integralmente remodelado y la fiesta “Teatro Mágico de Piedra y Vino” con guión de Arístides Vargas y la dirección de Vilma Rúpolo, fue muy aplaudida. En líneas generales, el público quedó conforme.

Para reflexionar: ante tanta invasión comercial de música foránea y siendo la época de vendimia la única donde podemos revalorizar verdaderamente lo nuestro, ¿es aceptable que los carros departamentales desfilen (en la Vía Blanca y en el Carrousel) con cuarteto, reggaetón, cumbia, rock, melódico…? ¿Es aceptable que las repeticiones tengan la misma lógica comercial y mediática que los festivales? Si el turista viene a conocer lo nuestro y quienes consumimos este tipo de contenidos somos miles y miles, ¿es necesario priorizar lo de afuera?

BREVE INTRODUCCIÓN A LAS DANZAS ARGENTINAS

(Nota realizada en Mayo de 2013)

Por Daniela F. Berná

                Nuestros bailes criollos llegaron con los españoles y se fueron amalgamando con los aportes culturales de los pueblos americanos. Las danzas nacionales tienen diversas coreografías donde los bailarines se lucen con sus movimientos suaves y vivaces que nos llenan de nostalgia, belleza y tradición. Así mismo, dentro del país, las distintas regiones tienen sus propias danzas.

           Las danzas tradicionales argentinas, teniendo en cuenta su coreografía, pueden clasificarse en tres órdenes diferentes:

                Danzas de ejecución individual, como el malambo, que son aquellas en las que una sola persona constituye todo el espectáculo.

          Danzas de ejecución colectiva, como son el carnavalito, huayno, rondas, en las que los bailarines ejecutan evoluciones en rondas o en filas.

                Finalmente, encontramos las danzas de ejecución en pareja, gato, zamba, chacarera, cueca, etcétera; en las que hombre y mujer se reconocen como compañeros y danzan con ese carácter. Los bailes de dos tienen una coreografía llena de intención en lo que se refiere al sentimiento amoroso. Cada uno tiene un sentido completo y los bailarines son actores dentro del ritmo musical.

                Los bailes que requieren mayor número de parejas son el pericón, el cielito y la mediacaña. Estas danzas tienen movimientos más lentos y una gran variedad de figuras en su desarrollo.

           Figuras más, figuras menos, las danzas llegaron hasta nosotros gracias a historiadores que recorrieron las diferentes regiones de nuestro país. Lo importante es que forman parte del complejo patrimonio de bienes culturales que posee cada comunidad y, por lo tanto, cada región de nuestro país. La cultura nos representa y reafirma nuestra identidad frente al mundo.

LAS TONADAS Y EL CANCIONERO POPULAR CUYANO

(Nota publicada en Mayo de 2013)

Tenemos en nuestra región la fortuna de poseer un gran repertorio de cuecas, gatos y tonadas, además de otras melodías propias de nuestra cultura, que provienen de muchas generaciones atrás y ya son del pueblo. Estos versos fueron recopilados hace más de 70 años por Alberto Rodríguez y Juan Draghi Lucero.

El comienzo y armado de los Cancioneros Populares. Se cree que en Argentina es Ventura Lynch uno de los primeros en recopilar la música popular de la región bonaerense, al tiempo que escribe sobre las tradiciones de la Pampa argentina, allá por 1883. También por esa época se destacan, en diferentes provincias, las figuras de Paul Groussac, Ricardo Rojas, Estanislao Zeballos, Jorge Furt, Juan Alfonso Carrizo, Manuel Gómez Carrillo, Andrés Chazarreta (para muchos el patriarca del folklore argentino) y Julio Viggiano Essaín. Estos grandes hacedores de la cultura popular han logrado con su recopilación minuciosa rescatar los versos, danzas y melodías de casi todos los rincones del país.

La música de Cuyo fue publicada por primera vez en Buenos Aires (año 1925), en una gran colección de recopilaciones de mitos y leyendas de San Luis, de gran valor documental, por la investigación de la doctora Berta Elena Vidal de Batini, filóloga puntana.

La realización de estas obras épicas -que implicaron investigaciones de campo, documentalizadas, de carácter científico- vino de la mano del trabajo de Juan Draghi Lucero (5/12/1897 – 17/05/1994) y Alberto Rodríguez (1900 – 18/08/1997), después de recorrer durante veinte años casi la totalidad del campo cuyano (mediante notación de mano directa), y que se presentan en Buenos Aires en junio de 1933 difundiendo así muchas piezas del folklore cuyano de los siglos XVIII y XIX, no conocidas hasta ese momento[i].

Pero es en 1938 cuando Juan Draghi Lucero publica el Cancionero Popular Cuyano con unas 1.700 piezas: algunas con autoría y otras anónimas recogidas en Mendoza, San Juan y San Luis, con un prólogo histórico descriptivo de la región de Cuyo, fundamentando con la geografía del lugar el porqué de muchas costumbres que influyeron en los caracteres del folklore cuyano.

El Cancionero Cuyano de Alberto Rodríguez sale a la luz también en 1938 siendo muy bien descripto el desarrollo musical completo de la música popular de Cuyo, con rigor técnico y carácter artístico, ya que está escrito para música de cámara, y los ritmos musicales de Cuyo, propio de instrumentos de laúdes, son trasladados al piano sin perder las esencias musicales cuyanas tan complicadas como ningún otro cancionero musical argentino, según afirmara Carlos Vega. Por primera vez se publican los trabajos documentales y analíticos de las danzas cuyanas que se remontan a la época sanmartiniana. Aquí las fogatas atraían a los guitarristas y cantores que acompañaban con sus tonadas esperanzadas, los últimos pasos de las heroicas tropas que iban a enfrentarse con gloria: «Adiós prenda idolatrada! vaya dejar de existir! me es forzoso el partir! para mi eterna morada! / De mi vida infortunada! al mundo dejo un ejemplo! / Sólo al dejarte contemplo! con el dolor más amargo! y te dejo como encargo! no me olvides con el tiempo». Esta tonada -afirma Alberto Rodríguez- fue dictada por Don Javier Molino, nacido en 1852.

El trabajo de JDL y AR implica un conocimiento empírico con el contexto integral del lugar, para poder explicitar lo que subyace en éste, a través de la notación, y que no solamente tiene que ser veraz sino que tiene que ser documental, sistemática, clasificada, comparada, relacionada con las cientos de costumbres y formas de vida que dan lugar a las distintas variantes musicales y literarias dentro de la misma región, lo que supone una indagación más profunda, no propias de bibliotecas o laboratorios, sino que se produce muchas veces volviendo al mismo lugar, yendo a otros mucho más lejos donde el lugareño puede brindarle más datos o más versiones -lo que implica que una creación popular o un concepto, o un aporte, tenga que ser revisado, corregido infinidades de veces antes de plasmarlo definitivamente en el papel; implica sortear esas vicisitudes propias de esa época, en que la radio no había llegado, como tampoco la fotografía, ni máquinas grabadoras, lo cual implicaba una gran memoria y dominio técnico. Tampoco existía una movilidad apropiada, más que un caballo, una mula o una carreta, para después continuar en lo que algunos folkloristas llaman estudio de gabinete[ii].

Ambos coinciden en que fue una labor patriótica, sin ninguna especulación ni búsqueda de réditos. Aquí lo que vale es solamente el interés de salvar del olvido antiquísimas producciones que conformaban las otras historias regionales; en el caso de Cuyo, empiezan antes de la década del año 20. Recopiladas sistemáticamente, con método, con compromiso de los significados sociales que encierran. Estudiadas desde una mirada científica, este arte se vuelve base de identidad. Identidad local, regional, nacional, mundializada. De patrimonio histórico de lo espiritual a la retradicionalización. Es documento que vive en nuestra construcción social. Con el tiempo ya no es de los autores, sino que es del pueblo[iii].

¿Qué trae el Cancionero Popular Cuyano? La tonada cuyana es uno de los tantos ritmos folklóricos de la región. Esta tiene la particularidad que es muy defendida en el ambiente folklórico provincial, pero a su vez cuenta con escasa difusión.

Según investigadores del folklore hay tonadas anteriores a 1830. Se estima que este aire musical que se remonta a la edad media y viene con los conquistadores a la Argentina, tendría influencia de melodías árabes-musulmanas que se habría dado en España en aquella época. En la época de dominación de los españoles sobre el pueblo Huarpe, este pueblo originario también transmitió sus costumbres, raíces, cultura y tradiciones, entre ellas la música  que con el correr del tiempo y los respectivos mestizajes de españoles y aborígenes, nació una nueva generación, la del hombre cuyano que dio una fisonomía particular a las expresiones artísticas del momento naciendo así el canto popular cuyano. “Los cantos populares de los pueblos incásicos, los yaravíes y los zainitos, se mezclaban al recuerdo lejano de las malagueñas, las seguidillas, los boleros, los fandangos y jaleos y dan origen a nuevos cantos y bailes argentinos, a la huella, la vidala, los tristes, el arrorro, el gato, el cielito, el triunfo, el pericón, las milongas, las zambas y cuecas”, afirma E. Gabriel Guzzo[iv].

E. Gabriel Guzzo  en su libro “La Tonada Cuyana” expresa que hay un ciclo que comprende al yaraví, el triste, el tono y la tonada. Al referirse al mismo tema Jorge Buenaventura Becerra afirma que se llamó: “Estilo, triste, yaraví y tonada; y que es con este último nombre que se enraizó en Cuyo y tomó fisonomía propia”. La Profesora Hebe Almeida de Gargiulo afirma que este ritmo musical  “tiene sus orígenes en la tonadilla española, pasa por el Perú y sus yaravíes, después fue a Chile y de ahí a Cuyo”.

En las tonadas de tierra adentro, entran seguramente los acentos y modulaciones de las lenguas aborígenes. El origen de nuestras entonaciones regionales está seguramente en la entonación con que el indígena modulaba su lengua. Nuestras leyendas y la nomenclatura aborigen dieron motivo a innumerables tonadas que la tradición oral conserva a través de los años.  Lo cierto es que hay tonadas del género que se busque pero las amatorias son las más comunes. La tonada cuenta con algo particular que son unos versos de improvisación que se hacen en el momento en que es interpretada: el cogollo. Es la parte más delicada, en la interpretación del cogollo, el cantor pone todo su ingenio a fin de agradar a quien se lo dedica. Este puede ser de amor, amistad, cariño, entre otras dedicatorias. Las tonadas tienen características según la tradición, las raíces, la cultura y costumbres de cada lugar. Por ejemplo, en Malargüe no son tonaderos, son tonaderas[v].

Difusión. La música popular cuyana, se empezó a conocer a finales de la década del ´20 a través de actuaciones en las radios porteñas, con la figura de Saúl Salinas, sanjuanino, que entre otras tonadas populares grababa “La Pastora”, una de las tantas que cantamos hasta el día de hoy. Y entre los años 1926-1928 se consagraba Hilario Cuadros como intérprete de la música nuestra con temas populares y otros de su autoría. Cristino Tapia, cordobés, y Saúl Salinas fueron quienes le enseñaron a bordonear tonadas a Carlos Gardel, siendo » Sanjuanina de mi amor» una de las primeras interpretaciones del zorzal criollo. Además grandes figuras como Buenaventura Luna, Juan Gualberto Godoy, Julio Quintanilla, Antonio Tormo (gran ídolo de León Gieco en sus comienzos), Félix Dardo Palorma, Carlos Montbrun Ocampo, Alfredo Pelaia y Carlos Vega Pereda, entre cientos más aportaron a la reproducción de nuestra música más popular. Hoy numerosos solistas y grupos folklóricos de jóvenes siguen afinando sus guitarras, preparando un cogollo y cantando tonadas.

¿Qué sería de nuestra música tradicional y popular si no hubiesen existido grandes hombres que dieron todo a cambio de nada por rescatar parte importante de nuestra cultura? Esperamos que esta resumida nota sea el comienzo por seguir aprehendiendo con más profundidad nuestra historia, nuestras canciones, y sirva como homenaje a la memoria de los músicos y cantores populares que allí vivieron anónimamente.

Extraído de la Revista MATAQUE

(de la Asociación Civil LA CARA SUR por la Educación Rural) Año II. Número 1. Abril de 2010

Referencias y Bibliografía de Interés:

[i] Diario Los Andes. http://www.losandes.com.ar/notas/2008/8/9/cultura-373863.asp

[ii] Diario Los Andes. http://www.losandes.com.ar/notas/2008/8/9/cultura-373863.asp

[iii] Diario Los Andes. Ob. Cit.

[iv] GARCÍA, Víctor Augusto. Rastros de la Tonada Cuyana. Cátedra de Investigación en Comunicación, 4º año de Licenciatura en Comunicación Social. Año 2000; en http://www.sentimientocuyano.com.ar/historiatona/investigaciontonada1.htm

[v] GARCÍA, Víctor. Ob. Cit.

  • RODRÍGUEZ, Alberto. Cancionero Cuyano. Segunda Edición, Ediciones Culturales de Mendoza. Mendoza. 1989.
  • DRAGHI LUCERO, Juan. Cancionero Popular Cuyano. Segunda Edición, Ediciones Culturales de Mendoza. Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo. Mendoza. 1992.
  • http://www.folkloredelnorte.com.ar/creadores/draghi.htm

50 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL MOVIMIENTO DEL NUEVO CANCIONERO

(Nota realizada en Mayo de 2013)

El pasado 11 de Febrero, se cumplieron cinco décadas de la presentación oficial de un gran movimiento artístico, cultural y popular que ya se venía gestando en distintos puntos de América Latina.

El hito tuvo lugar en el Círculo de Periodistas de la Ciudad de Mendoza, un día lunes de 1963. A continuación, el Manifiesto:

La búsqueda de una música nacional de contenido popular, ha sido y es uno de los más caros objeivos del pueblo argentino.

Sus artistas, desde los albores de una expresión popular propia han intentado, con distinta suerte, incorporar la diversidad

de géneros y manifestaciones de que disponían a su sensibilidad con el propósito de cantar al país todo.

Ya Carlos Gardel, en los inicios de los modernos medios de difusión, incursionó como autor  e intérprete tanto en el género nativo, donde empezó su relevancia, como en el género típico ciudadano,
que encontró en el tango su forma más completa de expresión. Otros géneros, populares entonces, como el vals, la polka, etc., no resultaron tan eficientes para traducir el modo de ser y sentir de las amplias capas populares del país creciente.

En la búsqueda de su expresión, el artista popular adoptó y recreó los ritmos y melodías que,
por su contenido y su forma, se adaptan más totalmente al gusto y los sentimientos del pueblo.
Esa inter-relación entre el artista creador y el pueblo destinatario de sus obras,
dio nacimiento al tango que, penetrado de la circunstancia viva de las masas, sería desde entonces la canción popular por definición, dada la preeminencia que en lo cultural, político, social y económico tendría,

también desde entonces, Buenos Aires sobre el resto del país. La deformación geosociológica que este hecho político

provocó en todos los órdenes de la vida del país, debía alcanzar también a la música nacional de inspiración popular.

Se relega al interior, hombre, paisaje y circunstancia histórica, y el país acentúa su fachada portuaria, unilateral, y por lo

tanto, muchas veces epidérmica. Porque durante muchas décadas el país fue eso:un rostro sin alma, aunque el tango, con

supalpitante crónica dolorosa (Contursi, flores, De Caro, Los Caló, Discépolo, Manzi y tantos otros fácilmente identificados)

reclamará desde sus noches insomnes por el cercenamiento del espíritu nacional y por la amputación feroz del país total.

Es que el tango, merced a su buena suerte, ya había caído del ángel popular a las manos de los mercaderes y era divisa fuerte para la exportación turística. Fue entonces cuando lo condenaron a repetirse a sí mismo,

hasta estereotipar un país de tarjeta postal, farolito mediante, ajeno a la sangre y el destino de su gente.

Entonces, se perpetró la división artificial y asfixiante entre el cancionero popular ciudadano y el cancionero popular nativo de raíz folklórica. Oscuros intereses han alimentado, hasta la hostilidad, esta división que se hace más acentuada en nuestros días, llevando a autores, intérpretes y público a un antagonismo estéril, creando un

falso dilema y escamoteando la cuestión principal que ahora está planteada con más fuerza que nunca; la búsqueda

de una música nacional de raíz popular, que exprese al país en su totalidad humana y regional. No por vía de un

género único, que sería absurdo, sino por la concurrencia de sus variadas manifestaciones, mientras más formas

de expresión tenga un arte, mas rica será la sensibilidad del pueblo al que va dirigido. No hay pues, para el hombre argentino, un dilema entre tango y folklore, música ciudadana o música regional,

tipismo o nativismo. El dilema real del hombre argentino es, en este plano de sus intereses, o desarrollo vital de su propia

expresión popular y nacional en la diversidad de sus formas y géneros, o estancamientos infecundo ante la invasión de las

formas decadentes y descompuestas de los híbridos foráneos. Hay país para todo el cancionero. Sólo falta integrar un

cancionero para todo el país.

Una toma de conciencia: el auge de la música nativa. En estos momentos, Buenos Aires y el país todo, asisten a un poderoso resurgimiento de la música popular nativa, que ha motivado la inquietud por interpretar este fenómeno. Hay quienes se inclinan por considerar este resurgimiento como una moda, a la manera de tantas que suelen asolar a la gran capital cosmopolita, puerto de todos los puertos. Pero un ceñido análisis de nuestra realidad, no puede menos que alejarnos de ese supuesto. Nosotros afirmamos que este resurgimiento de la música popular nativa, no es un hecho circunstancial, sino una toma de conciencia del pueblo argentino.

 En lo que respecta a Buenos Aires, apuntamos este hecho: debido al auge industrial que se inicia a raíz de la Segunda Guerra Mundial, la capital, recibió el aporte masivo de inmensos contingentes humanos del interior del país. Ellos traían junto a la esperanza de una vida mejor en la gran ciudad, sus raídas guitarras y la magia de sus paisajes natales. A la postre, serían el mercado que exigiría cada día más música nacional nativa y que terminarían por imponer al hombre y la mujer porteños, un gusto y una pasión inquietante por este inmenso y abismal país continente. Todo el país comenzó a verse a sí mismo en el cancionero, sospechando que a sus espaldas, un mundo cautivante y desconocido se había puesto en movimiento.

 El auge de la música folklórica es un signo de la madurez que el argentino ha logrado en el conocimiento del país real. Son los primeros síntomas masivos de una actitud cultural diferente; ni desprecio ni olvido. 

 El país existe. El pueblo del interior ha realizado ya la tercera fundación de Buenos Aires, esta vez desde adentro. La conciencia de ese ser en el país es irreversible y sus implicancias más profundas de las que el cancionero nativo es sólo su forma más visible, informarán y conformarán en adelante su destino histórico. Pero este descubrimiento de la tierra, esta valoración cultural nueva que intentamos desentrañar, debe ser ampliada y profundizada, so pena de que se pierda en el tráfago de los intereses creados y paralizantes. Si para muchos este hecho resulta una distracción o un espectáculo en ir más allá de su apetencias inmediatas, el artista creador con vocación nacional y raigambre popular, debe burlar esta trampa. 

 Que no le escamoteen ni al artista ni a su pueblo, esta toma de conciencia, es lo que se propone el Nuevo Cancionero.

 

Raíces del Nuevo Cancionero. Hasta el advenimiento de Buenaventura Luna y Atahualpa Yupanqui, el cancionero nativo se mantuvo en la etapa de formas estrictamente tradicionalistas y recopilativas. Se vertía el tema tal cual había sido hallado: en su versión primaria con pocos y esporádicos aportes creadores que, casi sin excepción, se esforzaban por respetar el cánon tradicional. 

 De este celo por las formas originarias y puras, sobrevendrán luego los vicios que quieren hacer del cancionero popular nativo, un solemne cadáver. 

 En su tiempo, cuando lo principal era la difusión de la canción nativa, este estilo y este concepto, tuvo una innegable justificación y esa labor de tantos abnegados cultores y difusores de la canción vernácula, nos merece un alto respeto. Entonces, el cancionero carecía de un sitio hondo y visible en la sensibilidad de amplios sectores del país; era natural y lógica la insistencia en mostrarlo tal cual era o había sido su origen. 

 Pero fue la fijación en ese estado lo que degeneró en un folklorismo de tarjeta postal cuyos remanentes aún padecemos, sin vida ni vigencia para el hombre que construía el país y modificaba día a día su realidad. 

 Es con Buenaventura Luna, en lo literario y con Atahualpa Yupanqui, en lo literario musical, con quienes se inicia un empuje renovador que amplía su contenido sin resentir la raíz autóctona. 

 A ese hallazgo se sumará luego el aporte de músicos, poetas e intérpretes de las nuevas generaciones que, urgidos por desarrollar esa yeta de la sensibilidad popular, han protagonizado el resurgimiento actual. 

 Tanto Luna, como Yupanqui, surgen de las dos regiones más ricas en expresiones musicales: el Norte y Cuyo. 

 Estos, sin ser los únicos, son los más representativos precursores por la calidad y la extensión de sus obras y en su vocación de expresar renovadamente la canción popular nativa señala su origen el Nuevo Cancionero.

 

¿Qué es el Nuevo Cancionero? El Nuevo Cancionero es un movimiento literario-musical, dentro del ámbito de la música popular argentina. No nace por o como oposición a ninguna manifestación artística popular, sino como consecuencia del desarrollo estético y cultural del pueblo y es su intención defender y profundizar ese desarrollo. Intentará asimilar todas las formas modernas de expresión que ponderen y amplíen la música popular y es su propósito defender la plena libertad de expresión y de creación de los artistas argentinos. 

 Aspira a renovar, en forma y contenido, nuestra música, para adecuarla al ser y el sentir del país de hoy. 

 El Nuevo Cancionero no desdeña las expresiones tradicionales o de fuente folklórica de la música popular nativa, por el contrario, se inspira en ellas y crea a partir de su contenido, pero no para hurtar del tesoro del pueblo, sino para devolver a ese patrimonio, el tributo creador de las nuevas generaciones.

 

¿Qué se propone el Nuevo Cancionero? El Nuevo Cancionero se propone buscar en la riqueza creadora de los autores e intérpretes argentinos, la integración de la música popular en la diversidad de las expresiones regionales del país.

 Quiere aplicar la conciencia nacional del pueblo, mediante nuevas y mejores obras que lo expresen.

 Busca y promueve la participación de la música típica popular y popular nativa en las demás artes populares: el cine, la danza, el teatro, etc., en una misma inquietud creadora que contenga el pueblo, su circunstancia histórica y su paisaje. En este sentido, adhiere a la inquietud del Nuevo Cine, como también a todo intento de renovación que intente testimoniar y expresar por el arte nuestra apasionante realidad sin concesiones ni deformaciones.

 Rechaza a todo regionalismo cerrado y busca expresar al país todo en la amplia gama de sus formas musicales.

 Se propone depurar de convencionalismos y tabúes tradicionalistas a ultranza, el patrimonio musical tanto de origen folklórico como típico popular.

 Alentará la necesidad de crear permanentemente formas y procedimientos interpretativos, así como obras de genuina identidad con el país de hoy, que enriquezcan la sensibilidad y la cultura de nuestro pueblo.

 Desechará, rechazará y denunciará al público, mediante el análisis esclarecido en cada caso, toda producción burda y subalterna que, con finalidad mercantil, intente encarecer tanto la inteligencia como la moral de nuestro pueblo.

 

El Nuevo Cancionero acoge en sus principios a todos los artistas identificados con sus anhelos de valorar, profundizar, crear y desarrollar el arte popular y en ese sentido buscará la comunicación, el diálogo y el intercambio con todos los artistas y movimientos similares del resto de América.

 Apoyará y estimulará el espíritu crítico en peñas, y organizaciones culturales dedicadas a la difusión de nuestro acervo, para que el culto por lo nuestro deje de ser una mera distracción y se canalice en una comprensión seria y respetuosa de nuestro pasado y nuestro presente, mediante el estudio y el diálogo formativo de nuestras juventudes.

 El Nuevo Cancionero luchará por convertir la presente adhesión del pueblo argentino hacia su canto nacional, en un valor cultural inalienable.

 Afirma que el arte, como la vida, debe estar en permanente transformación y por eso, busca integrar el cancionero popular al desarrollo creador del pueblo todo para acompañarlo en su destino, expresando sus sueños, sus alegrías, sus luchas y sus esperanzas.

 

Firmantes: Tito Francia, Manuel Oscar Matus, Armando Tejada Gómez, Mercedes Sosa, Víctor Gabriel Nieto, Martín Ochoa, David Caballero, Horacio Tusoli, Perla Barta, Chango Leal, Graciela Lucero, Clide Villegas, Emilio Crosetti y Eduardo Aragón.

Entre los primeros y quizás más destacados adherentes figuran artistas plásticos, músicos, cantantes, bailarines y escritores como: el austríaco Sergio Sergi, el genovés Roberto Azzoni, el croata Svrako Ducmelic, el belga Víctor Delhez, el chileno Lorenzo Domínguez, Carlos Alonso, Antonio Di Benedetto, Humberto Crimi, Ricardo Tudela, Enrique Ramponi, Fernando Lorenzo, Víctor Hugo Cúneo, Luis Quesada, Juan Carlos Sedero, la Nueva Trova Cubana (Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Santiago Feliú), la Nueva Canción en Chile (Violeta Parra, Quilapayún, Víctor Jara, Inti Illimani), Daniel Viglietti y tantos más en Uruguay, el Cuchi Leguizamón, Ramón Ayala, Hamlet Lima Quintana, Atahualpa Yupanqui, Ramón Ábalos, Daniel Talquenca, Rodolfo Braceli, Jorge Marzialli, Cesar Isella, los Hermanos Nuñez y a partir de los 70, Pocho Sosa, Jorge Sosa, Damián Sánchez, Bernardo Aragón, Chany Suarez, Víctor Heredia, Julio Lacarra, León Gieco, el Cuarteto Zupay, Chango Farías Gómez, Marián Farías Gómez, Los Trovadores, el Grupo Vocal Argentino, el Quinteto Tiempo, Las Voces Blancas, Dino Saluzzi, Horacio Guarany, Opus Cuatro, Antonio Tarragó Ros, Enrique Llopis, Manuel J. Castilla, el Dúo Salteño y cientos más (ver http://www.tejadagomez.com.ar/adhesiones.htm y http://es.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Cancionero).

Don José Segovia, amigo de Armando y poseedor del Manifiesto Original, explicó en uno de los recientes homenajes que el cancionero es nuevo, no porque cuando se creó fuese “más joven” que el viejo cancionero, sino porque se renueva y se reinventa permanentemente a la par de los cambios en la vida social, política y cultural de nuestros pueblos.

Decires de la Cuyanía entrevistó a Gloriana Tejada (hija mayor de Armando Tejada Gómez) y a Alejandro Sicardi. Aquí, sus valoraciones:

Alejandro Sicardi: La enseñanza que a mí me deja es el contenido ideológico de los cultores y creadores del Nuevo Cancionero. Eran personas que tenían un conocimiento político muy grande y también tenían una visión de lo musical, no de tipo “pop stars” sino de estar y laburar junto al pueblo, es decir, que la música debe ir en consonancia con el pueblo, tiene que ser su mensaje. Eso es lo más importante del Nuevo Cancionero, por eso perdura en el tiempo.

Ha habido un ocultamiento de este Movimiento y sus obras, no es casualidad que Tejada Gómez se conozca más en otros países que acá.

Gloriana Tejada: El Nuevo Cancionero está reconocido en todo el país, América Latina y muchas otras partes del mundo. Sí creo que se le debe dar mayor difusión y actualizarlo a lo que está pasando en estos momentos.

La presentación de un Manifiesto ya fue una novedad en sí misma para la música nacional y para la provincia de Mendoza, pero en realidad, la Nueva Canción Latinoamericana ya se venía gestando en muchos lugares y desde distintas disciplinas. Lo que hizo Armando fue encauzarla en un Manifiesto y darle vida desde Mendoza y Argentina.

Lo que más rescato es el trabajo colectivo que implicó el MNC, porque implica un posicionamiento importante respecto al bien común, a trabajar juntos la música, la poesía, la plástica…

 —

Guillermo Murúa, especial para Decires de la Cuyanía

Que la vida es breve, tan breve, ya no quedan dudas. Al comenzar a escribir me doy cuenta las cosas vividas, todos los momentos que pasaron tan fugaz.

Pequeñas historias que con el tiempo se transformarían en hitos de una época de locos soñadores que se juntaban a guitarrear y cantar las nuevas poesías que brotaban como surgentes de aguas claras en la palabra del Armando Tejada Gómez. Cualquier lugar era propicio para crear el canto nuevo, y así, en ruedas de amigos, Armando decía “¡escuchen ésto!”, y ya estaba pariendo una tonada, una cueca, que el Mamadera Aragón o el Tito Francia le ponían la música. Nada era para asombrarse, todo era un juego de creatividad, que Oscar Matus -ya estaba arreglando para jugar con armonías de voces- y Mercedes Sosa -con aquella facilidad de memorizar armonías- entonaban en arreglos a dúo. Y así, como jugando, ya entonaba el Mamadera “La Pancha Alfaro”, “Pedro Chacarero”, “Tierno Nogal”, “Trovador del Rocío”, “Zamba Azul”, “Zamba del Laurel”… La casa del Mamadera, de Sedero, del Tito Francia, la casa de Luzuriaga, el patio de José Mirón en la media luna, eran los lugares de juntadas para engendrar el soñado nuevo cancionero. ¿Qué hacía yo en aquel tiempo? Armando lo sabía, yo era “el tradicionalista del canto cuyano”, porque él, locutor de la Lv10, solía presentarme de esa forma. En las ruedas, no faltaban el Tordo Nieto, el Cañita Segovia, el Negro Ávalos (hermano de la vida del Armando). 50 años han pasado y aquellas canciones paridas en ruedas de estos incorregibles soñadores, ya quedaron para seguir haciendo la historia del canto de cuyo.

 —

Sebastián Garay, especial para Decires de la Cuyanía

El nuevo cancionero mantiene hasta nuestros días su vigencia y ha influenciado a toda la atmósfera creativa del hoy. Me considero un adepto a este manifiesto y busco reflejar, en el repertorio que interpreto y en lo que compongo, sus fundamentos. No concibo la idea de separar el hombre del paisaje, de sus costumbres, de sus alegrías y de sus penas…

Hoy el nuevo cancionero nos reclama, nos pide en las escuelas, en los contenidos de los medios de información, nos está reclamando en el daño que se le está produciendo a nuestra madre tierra y, por ende, al hombre…

Nos reclama en las fronteras, en los abismos de la desigualdad social, en la propaganda que vende felicidad y en el consumo voraz y desmedido…

Mercedes sosa me dijo unas sabias palabras que son mi bandera: preocúpate por tus contemporáneos, por lo que están pensando, lo que están atravesando, lo que están sintiendo…

Ese es el sentido que encierra el nuevo cancionero.

YOLANADA NAVARRO, 40 Años de Pasión por el Canto

 (Nota realizada en Mayo de 2013)

                En una extensa charla, la gran artista oriunda de Santa Rosa repasa todos los aspectos de su carrera como intérprete. De perfil muy bajo, aceptó ser entrevistada para Decires de la Cuyanía y habló de todo. “La Yoli” acaba de cumplir cuatro décadas de trabajo a pura dedicación.

¿Cómo fueron tus comienzos en la música, cómo surge? ¿Cómo se vivía el folklore en tu casa cuando eras chica?

En mi casa se vivió de siempre el folklore. Siendo niña allá en Las Catitas, recuerdo que llegaban a mi casa Hilario Cuadros y los Trovadores de Cuyo, Roberto Quiroga de Cantares de la Cañadita… Y escuchar a mis padres cantar desde siempre. Hemos vivido el folklore de nuestra región muy de cerca y de una manera muy especial, de lo que no todos tienen esa suerte.

Mis comienzos en la música fueron desde siempre… pero atinaba a cantar y tocar la guitarra desde los 14 años. Cada vez que había una reunión familiar lo hacíamos, todo el tiempo escuchábamos tocar la guitarra al Chamo Díaz, a Don Jorge Cortéz. Con ellos, en la casa de Don R. Quiroga, mi papá me dijo como siempre “vení petisa a cantar”, y como yo tenía unos cuatro temas preparados con ellos, cantamos nomás. Ese sería mi debut en público.

¿Cuándo fue y Cómo recordás ese momento?

Fue a comienzos de los 70. Yo tenía 14 años, así que imaginate… me sentí una artista! En realidad yo no busco “ser una artista” sólo quiero cantar y disfrutar. Y ese día lo disfruté mucho, no imaginé nada a futuro, no buscaba nada más.

Igual lo hacés muy profesionalmente cada vez que das un show o preparás un disco.

Con el tiempo uno va afilando la cuchilla. Me decidí por la música, después de haber soñado tanto, porque soñaba con los escenarios, porque veía a mis hermanos Los Navarro arriba de los escenarios, y yo quería hacer lo mismo. En ese momento soñaba…

Y se hizo realidad.

Puede ser. Llegó un momento que me pregunté “¿por qué no dedicarme a esto?” y se fueron dando las cosas para que fuera así. Cada vez hacía las cosas más profesionalmente y eso implicaba una reflexión profunda, porque yo tenía hijos chicos y había que andar la noche trabajando. Muchas veces lo pensé. Por eso una vez que me definí por esto que amo y me apasiona, es que lo hago con tanto respeto hacia la gente.

Contame un poco de tu familia.

Por parte de mi papá y de mi mamá fueron muchísimos los grandes folkloristas, aunque se destacaron más que nada los hermanos de mi papá. Ellos dejaron huellas que nosotros heredamos, como la afinación y las armonías. Hay gente que estudia para cantar profesionalmente, ellos nacieron cantando. Y mi padre y mi madre también eran cantores, mi padre tenía una afinación perfecta y tocaba muy bien la guitarra. Mi madre es muy expresiva para cantar, de ella aprendí mucho. Hermanos vivos somos 5. Armando, Olga, Fabiano (mellizo de Yolanda) y Susana. Fabiano, Armando y yo nos dedicamos a la música profesional mundana, en cambio, mis hermanas cantan en coros de iglesias y viajan por todo el mundo cantando a Dios.

¿Podrías sintetizar en una frase qué te dejó cada uno de ellos?

Con Armando aprendí mucho, con él empecé a cantar. Me enseñó técnicas de canto, de respiración, afinación. Es muy buen cantor, tiene mucho profesionalismo.

De mi hermano Fabiano, siento míos los temas que él hace. Los hago muy míos. Será una cuestión de naturaleza, pero me siento muy identificada con cualquier cosa suya, como si lo supiera desde siempre. Me puedo expresar con sus escritos.

Mis hermanas son dos mujeres hermosas, profesionales, cantan muy bien. Susana, la más chica, es contralto y la otra es soprano bajo. De ellas también aprendo mucho. Y ellas dicen que aprehenden de mí. Eso es la familia, poder aprehender de cada uno.

¿Qué considerás vos que les has trasmitido a tu familia?

Dicen que tengo mucha garra y que soy luchadora, y no solamente en la vida cotidiana, sino en el canto, en la música.

Y a mis hijos les agradezco que me hayan aguantado irme noche enteras. Por eso te decía antes que elegir esta carrera es algo que lo reflexionás todo el tiempo. Ellos son mis principales seguidores. Tengo la suerte de tener un hijo músico que me acompaña desde siempre (Franco Cabrera Navarro), y mis hijas son bailarinas de folklore. Ellos también toman con mucho respeto lo que hacen, por eso creo haberles transmitido algo. Son responsables en todo sentido.

Volviendo a tus hermanos, hay personas del ámbito que piensan que tu mellizo Fabiano junto a Jorge Viñas son los dos grandes cantautores compositores del folklore contemporáneo en Cuyo. Quizás los más grandes exponentes en las últimas décadas. Intentando tener un poco de objetividad (risas), ¿creés que es un alago merecido?

(Risas) Yo creo que sí. Dejo por un lado mi posición de hermana y pienso en el autor, en el compositor, en el intérprete… Y es un referente en Cuyo, junto con Jorge Viñas y Anselmo de Mendoza. Ya cuando éramos chiquitos, Hilario Cuadros le dijo a mi mamá “éste va a ser un Hilarito”. Y Don Félix Dardo Palorma, cuando solía venir a la casa de mis viejos dijo “éste es el que me va a seguir a mí”. Es realmente un referente, no sólo aquí, sino en el país, porque lo conocen en varios lugares.

Hace unos meses estuvimos en el Teatro Plaza para ver tu espectáculo por los 40 años con la música. En esas cuatro décadas, ¿qué escenarios recordás más, qué artistas te emocionaron, qué anécdotas se te vienen a la cabeza?

Lo primero es la Vendimia Central del año 2000. Estar ahí ante ese abanico de gente es impresionante. Verme con mi hijo Franco haciendo cueca, tonada… nunca lo imaginé, me puse a llorar, por supuesto.

Otro escenario que me emocionó porque quería llegar fue Cosquín. Y por suerte llegué dos veces, en el año 2007 y en el 2010.

Puedo nombrar también el de Rivadavia Canta al País, pero el más importante es el de la Cueca y el Damasco, que es mi pueblo. Estar ahí es como decir “acá estoy de vuelta, nunca me fui”.

Son tantas las vivencias y los recuerdos, que a veces uno no se acuerda de todo permanentemente. Hace poco encontré una carpeta y no podía creer cuántas cosas habían pasado en estos 40 años. Cuántos eventos, cuántos discos… Agradezco a Dios haber podido cantar y vivido todo esto.

¿Y artistas grandes con los que hayas compartido escenarios?

Víctor Heredia, Don Alberto Merlo, conocerlo a él fue muy emocionante porque a mi papá le gustaba mucho. Fue en Mar del Plata, le gustó lo que hacíamos y nos llevó a un programa de radio y televisión. Me pareció un gran ser humano, grande en todo sentido.

También Argentino Luna, nuestro amigo que ya no está.

Y los mendocinos… todos! Con todos me da gusto compartir un escenario. Soy amiga de todos. Ahora se me vienen a la memoria, sólo por nombrarte algunos, al Dúo Nuevo Cuyo, Lisandro Bertín, Seba Garay, Estela Torino, Raulito Reinoso. Creo que he tocado con todos los guitarreros de Mendoza (risas).

¿Y Juanita Vera?

Una amiga. Ya llevamos 15 años cantando juntas. Llegar a cantar con ella fue muy emocionante. Tuve durante muchos años el proyecto de trabajar con ella, me parecía inalcanzable, hasta que se dio.

¿Creés que ser amiga de todos es un privilegio que sólo tiene la música folklórica?

Yo creo que sí, porque creo que hay otra entrega en el folklore. No es ni mejor ni peor, sólo que es muy particular. Podemos de pronto mirarnos a la cara y brindarnos. Gracias a Dios que existe la tonada y el cogollo. Tenemos esa posibilidad de dedicarle a un amigo y que igual se te venga todo el público a pagarte. Esa es la posibilidad que nos da la música de nuestra región.

A la hora de ensayar o de subirte a un escenario, ¿cuáles son los primeros artistas que se te vienen a la cabeza y al corazón?

Personas que admiro mucho son Nacha Roldán, Julia Zenco, Mavi Díaz (la hija de Hugo Díaz), se me vienen muchas personas que yo nunca estaré al nivel de ellos.

Pero cuando cantás sos sólo vos, la canción y esa cosa que le quiere hacer llegar uno a la gente, la interpretación.

Si tuvieras que decirme cuáles son para vos los tres principales referentes del folklore cuyano,¿ a quién nombrás primero?

Don Félix Dardo Palorma, mi hermano Fabiano Navarro, el Chivo Montenegro de San Luis… es que son tantos!

Por eso la pregunta difícil, para complicarte (risas)

(Risas) Veo… pero a mi criterio son ellos tres.

¿Y del folklore nacional?

Mmm… después te contesto. Es que yo no conozco mucho mi país. Conozco mi provincia, poquito a poquito la voy conociendo cada vez más y cantando.

Pero también son taaantos los valorables que valen la pena.

¿Qué referentes latinoamericanos sentís que te llegan a lo más profundo cuando los escuchás?

El brasilero .. , Eva Ion. Me encanta abrirme a toda la música, soy intérprete y el intérprete debe saber cantar todo, no sólo la música tradicional de su lugar.

Volviendo a Cuyo, ¿creés que nuestro folklore está valorado nacional y provincialmente? Porque en los medios y en los festivales o vendimias que se comercializan uno siente que lo nuestro se puede perder, o se escucha más en radios de otras provincias que acá. ¿Pensás que no estamos dando el reconocimiento merecido a la música nuestra?

Hace muchos años que venimos luchando contra eso. Si los Carabajal no dejan de cantar chacareras, ¿por qué vamos a dejar de cantar tonadas, cuecas? Es cierto, siempre tenemos que luchar para hacer nuestra música tradicional. ¿Quiénes hacen los festivales? En la última edición del Festival de la Tonada, los únicos que cantaron tonadas fueron los Navarro. Con suerte, por ahí de pronto apareció una tonada y nada más. Pero para luchar hay que pensar positivamente, ir a cantar tonadas con alegría y no con pesadez, sin dejar de abrirte a la otra música.

Para terminar, ¿una canción preferida?

Una zamba que me escribió mi hermano Fabiano que se llama La Heroína. En realidad todas son preferidas para mí, porque todas las músicas son lindas, sólo que yo busco aquel repertorio que me llena más, que me representa.

Uno tiene que estar abierto a todas las opiniones,

A todo lo que viene de la música universal.

Yo no me opongo a ningún estilo.

Tanto el nuevo cancionero como el

Viejo cancionero, la música es una sola.

La música nos une, une corazones, une espíritus, une al amor.

Por la música nos unimos, por la música lloramos, reímos…